TEGUCIGALPA, HONDURAS-. Seis de años de investigación finalmente ven la luz:
“Academia y Estado, orígenes de la Universidad de Honduras”. Con este libro el escritor e historiador
Albany Flores Garca muestra la visión con la que fue creada la primera universidad de Honduras, que en septiembre cumplió 173 años de fundación.
“La obra que el lector tiene en sus manos da cuenta de los orígenes de la institucionalización de la educación pública en Honduras, pero también nos permite analizar ese largo proceso de construcción estatal a través de la Academia”, señala la historiadora Ethel García Buchard, en el texto de presentación del libro.
Bajo el sello de la Editorial Universitaria de la UNAH, la obra será presentada próximamente de manera virtual.
¿Cuál era el contexto social y político en el que surgió la Universidad de Honduras en el siglo XIX?
La Universidad de Honduras nació a finales de la primera mitad del siglo XIX, y como muchas de las universidades de Hispanoamérica, surgió en un contexto de grandes adversidades y desafíos. El Estado, como figura política y jurídica, era todavía incipiente y casi inexistente, y carecía de organización institucional, centralización, cohesión social, mercados internos, símbolos de identidad, delimitación geográfica, comercio internacional, vías de comunicación y estructura administrativa eficaz.
La economía era sostenida por el hato ganadero, la minería, el mercado de pieles, zarzaparrilla y añil, la industria del estaco (tabaco, alcohol, juegos de azar), y algunas otras actividades económicas de menor importancia. La sociedad, por su parte, siguió teniendo las mismas características y funciones que en la Colonia.
La Universidad de Honduras nació, por tanto, para hacer frente a la necesidad de crear un nuevo Estado, una nueva sociedad y una nueva cultura.
¿Cuáles son algunas de las etapas más importantes que ha vivido la Universidad?
La Universidad de Honduras, nacida como Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto —pensada, nombrada, creada y establecida por un grupo de jóvenes capitalinos—, fue la primera institución superior cuyo propósito era la creación de una educación al servicio del desarrollo del Estado.
En la fase primigenia de la Universidad de Honduras (1830/1847), hubo, en mi opinión, tres etapas: surgimiento (1841/1845), adopción estatal (1845/1846) y oficialización estatal (1847).
La primera se refiere a las luchas emprendidas desde 1841 a través de la creación del Colegio de Comayagua y el Colegio de Tegucigalpa, que luego servirían como semilleros de la futura universidad.
La segunda tiene que ver con disposiciones del gobierno de Coronado Chávez para proteger jurídica y financieramente a la Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto hasta elevarla a la categoría de Universidad Estatal con el Decreto Ejecutivo del 10 de marzo de 1846 que la ascendía a la categoría de Academia Literaria de Tegucigalpa.
Y la tercera, a las gestiones hechas por el padre José Trinidad Reyes, respaldado por la élite económica y política, para la trasformación de la Academia Literaria de Tegucigalpa en la Universidad de Honduras, y la definitiva oficialización de esta como universidad al servicio del Estado, como Universidad del Estado de Honduras.
De manera general, la universidad ha vivido otras etapas más amplias y, según creo, serían las siguientes: formativa escolástica (1841/1880), positivista liberal (1880/1957), autónoma científica (1957/2005) y neoliberal tecnológica (2005/actualidad).
“Academia y Estado, orígenes de la Universidad de Honduras” es un título que deja pensando en el presente. ¿La Academia y el Estado están divorciados?
No creo que la Academia y el Estado estén divorciados: ese es un hecho prácticamente imposible, porque todo el conocimiento al servicio del Estado proviene, directa o indirectamente, de la Academia. Por otro lado, nunca ha sido así. De hecho ha sido todo lo contrario: las relaciones entre Academia y Estado en Honduras han sido constantes e ininterrumpidas.
En la actualidad, la Academia sigue contando con la protección y financiación del Estado, y el Estado y la sociedad siguen contando con profesionales egresados de la Academia en todas sus instituciones, organismos y entidades.
¿Cuáles son los efectos más duros que ha dejado la pugna de partidos políticos a la trayectoria de la Universidad?
La Universidad es hoy, como siempre lo ha sido, un instrumento político. A lo largo de 175 años existencia (173 dice la historia oficial), siempre ha sido un instrumento de control. Nunca ha sido diferente.
“La obra que el lector tiene en sus manos da cuenta de los orígenes de la institucionalización de la educación pública en Honduras, pero también nos permite analizar ese largo proceso de construcción estatal a través de la Academia”, señala la historiadora Ethel García Buchard, en el texto de presentación del libro.
Bajo el sello de la Editorial Universitaria de la UNAH, la obra será presentada próximamente de manera virtual.
¿Cuál era el contexto social y político en el que surgió la Universidad de Honduras en el siglo XIX?
La Universidad de Honduras nació a finales de la primera mitad del siglo XIX, y como muchas de las universidades de Hispanoamérica, surgió en un contexto de grandes adversidades y desafíos. El Estado, como figura política y jurídica, era todavía incipiente y casi inexistente, y carecía de organización institucional, centralización, cohesión social, mercados internos, símbolos de identidad, delimitación geográfica, comercio internacional, vías de comunicación y estructura administrativa eficaz.
La economía era sostenida por el hato ganadero, la minería, el mercado de pieles, zarzaparrilla y añil, la industria del estaco (tabaco, alcohol, juegos de azar), y algunas otras actividades económicas de menor importancia. La sociedad, por su parte, siguió teniendo las mismas características y funciones que en la Colonia.
La Universidad de Honduras nació, por tanto, para hacer frente a la necesidad de crear un nuevo Estado, una nueva sociedad y una nueva cultura.
¿Cuáles son algunas de las etapas más importantes que ha vivido la Universidad?
La Universidad de Honduras, nacida como Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto —pensada, nombrada, creada y establecida por un grupo de jóvenes capitalinos—, fue la primera institución superior cuyo propósito era la creación de una educación al servicio del desarrollo del Estado.
En la fase primigenia de la Universidad de Honduras (1830/1847), hubo, en mi opinión, tres etapas: surgimiento (1841/1845), adopción estatal (1845/1846) y oficialización estatal (1847).
La primera se refiere a las luchas emprendidas desde 1841 a través de la creación del Colegio de Comayagua y el Colegio de Tegucigalpa, que luego servirían como semilleros de la futura universidad.
La segunda tiene que ver con disposiciones del gobierno de Coronado Chávez para proteger jurídica y financieramente a la Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto hasta elevarla a la categoría de Universidad Estatal con el Decreto Ejecutivo del 10 de marzo de 1846 que la ascendía a la categoría de Academia Literaria de Tegucigalpa.
Y la tercera, a las gestiones hechas por el padre José Trinidad Reyes, respaldado por la élite económica y política, para la trasformación de la Academia Literaria de Tegucigalpa en la Universidad de Honduras, y la definitiva oficialización de esta como universidad al servicio del Estado, como Universidad del Estado de Honduras.
De manera general, la universidad ha vivido otras etapas más amplias y, según creo, serían las siguientes: formativa escolástica (1841/1880), positivista liberal (1880/1957), autónoma científica (1957/2005) y neoliberal tecnológica (2005/actualidad).
“Academia y Estado, orígenes de la Universidad de Honduras” es un título que deja pensando en el presente. ¿La Academia y el Estado están divorciados?
No creo que la Academia y el Estado estén divorciados: ese es un hecho prácticamente imposible, porque todo el conocimiento al servicio del Estado proviene, directa o indirectamente, de la Academia. Por otro lado, nunca ha sido así. De hecho ha sido todo lo contrario: las relaciones entre Academia y Estado en Honduras han sido constantes e ininterrumpidas.
En la actualidad, la Academia sigue contando con la protección y financiación del Estado, y el Estado y la sociedad siguen contando con profesionales egresados de la Academia en todas sus instituciones, organismos y entidades.
¿Cuáles son los efectos más duros que ha dejado la pugna de partidos políticos a la trayectoria de la Universidad?
La Universidad es hoy, como siempre lo ha sido, un instrumento político. A lo largo de 175 años existencia (173 dice la historia oficial), siempre ha sido un instrumento de control. Nunca ha sido diferente.