La mansión de Playboy, habitada durante décadas por 'el magnate del erotismo' Hugh Hefner y conejitas humanas recién vendida a un millonario fanático de la marca del conejito, fue escenario de secretos, misterios, excesos, lujuria e injusticias que muchos desconocen.
Para la mayoria de sus habitantes, quienes sin tapujos estaban acostumbradas a mostrarlo todo en la vida, no todo fue color de rosa, pues aunque por muchos años ellas fueron las divas de las fiestas exclusivas y orgías celebradas en ese recinto, en las biografías publicadas por las modelos ex residentes se hacen fuertes revelaciones sobre lo que sucedía puertas adentro en la famosa mansión.
En las grandes fiestas hubo desenfreno de todo tipo y hasta un contagio masivo de una enfermedad respiratoria
'Todo el mundo creía que esa infame puerta de metal era para ahuyentar a la gente, pero en un momento llegué a pensar que era para mantenerme encerrada'dije Holly Madison, una de las principales 'novias' de Hefner en la casa.
Para ellas era prohibido traer hombres a la casa y la rutina habitual consistía en una visita de todas las chicas a la habitación de Hefner en la que cada una de ellas debía mantener relaciones sexuales con el 'jefe' durante dos minutos, mientras las demás le dedicaban gritos de aliento al magnate
Holly Madison y Kendra Wilkinson, revelaron que muchas veces recurrieron a las drogas y el alcohol para intentar sobrellevar la deprsión por el maltrato del dueño de casa, quien además permitía que la suciedad reinara en cada rincón de la casa por lo que a veces encontraban las sábanas de la cama principal o las frazadas de los pasillos y las habitaciones con manchas. También como si se tratara de un zoológico, las 'conejitas humanas' estuvieron acompañadas por pavos reales, flamencos, tucanes, patos y hasta 100 monos ardilla encerrados en una jaula gigante.
“Hef estaba acostumbrado a las alfombras sucias. La de su cuarto no se había cambiado por años, y todo se puso peor cuando llegó Holly Madison con sus perros, siendo la novia número uno. No sabían hacer sus necesidades fuera de la casa, entonces lo hacían en la alfombra” confesó Izabella St. James.
Otro de los escándalos que sonó mucho dentro de la mansión fue lo que ocurrió en 2011, cuando 123 personas alegaron fiebre alta y problemas respiratorios después de una celebración. El Departamento de Salud Pública de Los Angeles investigó el hogar y detectó en su sala de 'aguas termales' una bacteria causante de la Enfermedad del Legionario, una versión aguda de neumonía.
Otras fuertes confesiones de las conejitas Playboy
“Cada viernes en la mañana íbamos al cuarto de Hef, esperábamos que recogiera la caca de perro del tapete y pedíamos la mesada: mil dólares en billetes de cien frescos de la caja fuerte. Todas odiábamos este proceso. Hef usaba esta oportunidad para sacar en cara lo que no le gustaba de la relación”. Izabella St.James en su libro ‘Bunny Tales: Behind Closed Doors at the Playboy Mansion’
“Aunque hicimos lo posible por decorar nuestros cuartos, los colchones eran asquerosos, viejos, usados y manchados. Las sábanas también estaban gastadas”, Izabella St. James
“La novia principal le da sexo oral, y luego tenían sexo. Ella era la primera porque era lo más seguro para ella. Sin protección ni tests”. Anna Spaulding en su libro ‘Jill Ann:Upstairs”
“Hef se quedaba ahí, con su erección de Viagra. Era una erección de mentiras, y luego cada chica se montaba encima por dos minutos, mientras las otras gritaban para mantenerlo excitado”. Anna Spaulding
“Llegando al minuto me quitaba y ya terminaba. Era como un trabajo, y ni siquiera disfrutaba el sexo con él”. Kendra Wilkinson en su libro ‘Sliding Into Home’