Tegucigalpa, Honduras
Hay una característica que determina la poesía de Marco Antonio Madrid en cuanto se comienza a leer: el oficio; un refinamiento formal del lenguaje poético en armonía con lo que aspira a expresar.
Alejado de las modas y su simulacro, este poeta hondureño redescubre en su poesía los signos universales que proponen reflexiones trascendentales en el tiempo. Una poesía alejada del espectáculo que definía Debord y que se sabe a sí misma como evidencia y reflexión sobre la vida.
Madrid ha publicado “La blanca hierba de la noche” (2002), “La secreta voz de las aguas” (2010) y “Palabras de acerada proa” (2018). Sara Rolla dice que la poesía de Madrid posee “sobriedad y poder de síntesis”. Juan Carlos Mestre sugiere que “vuelve a tener sentido la pregunta sin respuesta de la necesidad de la belleza” y Felipe Rivera Burgos que revela “verdades mucho más poderosas y palpables, más vivas, más plásticas que lo que está ante nuestros ojos”.
El libro “Palabras de acerada proa” posee un signo unitario; compuesto por veintidós poemas de entrañable manufactura que discursan, casi de manera mística, sobre el retorno y la monumentalidad de la pérdida del ser humano.
Pero no es lo trágico lo que anuda los sucesos redimidos por el poema, es la contemplación de quien vive e insiste en preguntarse sobre el pasado en un presente que se desmorona y se diluye.
Desde los afanes de la precariedad a la grandeza de la sabiduría, desde quien intenta comprenderlo todo para asirse a la luz con alguna certeza ante las duda del presente, Madrid aúna sus reflexiones en la imagen del mar, sin embargo, ese denso mar es el de la poesía, que una y otra vez toca al hombre que siempre retorna a ella creyendo encontrar reposo y respuestas: “La poesía ataviada con las sombras desciende con sus hijos (…) y con el poeta viajaban todos los destierros, todos los exilios”.
Otra vez Madrid nos sorprende con un libro que bordea los hexámetros de ese mar donde el regreso y la partida no sólo son temas literarios, sino designios dispersos.
Un libro surgido de los claroscuros elegiacos que nos permiten hilar la memoria individual del ser humano que pregunta a sus lecturas por la intemporalidad y la orfandad “para curarnos del primer dolor”.
'Palabras de acerada proa”
“Madrid redescubre en su poesía los signos universales que proponen reflexiones trascendentales”
14.02.2019
Tags: