Recientemente tuve la oportunidad de visitar Japón y recorrer las calles de Tokio, los impresionantes templos de Kioto y los maravillosos monumentos en el área de Hiroshima. Sentí una mezcla de emociones al comparar el pasado y el presente de Hiroshima.
Visité el lugar donde la bomba atómica fue lanzada por los Estados Unidos para dar fin a la guerra y me sentí impactada al ver el crecimiento económico y de infraestructura de Hiroshima en la actualidad. Mi mente no dejaba de reparar imágenes del desastre causado por la bomba.
Imaginé el área en un caos devastador, a muchas personas luchando por sus vidas y a otras sufriendo y acercándose hacia sus muertes, caminando entre los escombros que cubrían toda el área y a muchas personas sollozando por la pérdida de amigos y familiares.
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Pensé en lo injusto que fue este acontecimiento para toda la humanidad ya que con solo el impacto de la bomba murieron alrededor de 350,000 personas, sin mencionar los efectos secundarios producto de la radiación. Sin embargo, Hiroshima ahora es un lugar digno de admirar ya que se ha levantado de entre los escombros para convertirse en una ciudad representativa de la paz.
Visité Hiroshima el mismo día que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama llegó para dar su discurso sobre el uso de armas nucleares. Las calles estaban saturadas de gente ansiosa por escuchar el discurso del presidente Obama. La gente se detuvo frente al Museo Memorial de la Paz de Hiroshima, por lo tanto, decidí quedarme con la mayoría de las personas.
Esperé alrededor de tres horas en el mismo lugar. Había corresponsales de varios países entrevistando a los presentes. Dos de ellos se acercaron hacia mí para hacerme algunas preguntas, eran de la radio de Tokio y mencionaron que acababan de entrevistar a una sobreviviente de 86 años. Presencié cuando entrevistaban a una señora ya anciana que ahogada en su propio llanto intentaba responder las preguntas que le hacían.
Recordar lo sucedido debe ser muy doloroso para los japoneses. Sin embargo, fue un momento en el que la nación se unió para darse apoyo entre ellos. Fue un momento impactante, ya que, entre la multitud de gente había sobrevivientes que aún tenían las imágenes claras de lo sucedido en el pasado. Había personas de todas las edades, de diferentes países y era un momento en que las personas sentían empatía entre ellas, un momento en que la nación se unió para volverse más fuerte.
