Tegucigalpa, Honduras.- Los resultados del proceso electoral de Estados Unidos -de una u otra forma- impactarán en el actual gobierno hondureño, el cual desde sus inicios ha tenido una diplomacia irreverente contra el país norteamericano y lo ha desafiado no solo en el tema antidrogas, sino también con su acercamiento a China y Rusia.
Así lo plantean distintos analistas. Para ellos, los discursos de los dos candidatos, tanto de la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, reflejan su línea de pensamiento en cuanto a su manejo de la política exterior, el tema de migración, de seguridad y ambiental.
Si Harris, con una oratoria más moderada, llega a la presidencia, podría darle un cierto respiro o comodidad a la administración de Xiomara Castro, pero si el republicano se hace del poder, la situación puede cambiar fuertemente, presagian.
Un Trump, muy radical y a veces xenófobo, propone a sus seguidores terminar el muro fronterizo y deportar a todos los migrantes ilegales, así como a los delincuentes y criminales de la organización MS-13. Asimismo, en su visión de la política internacional expone su anticomunismo, pero su verborrea es contradictoria dada la relación que manejó con Rusia en su gobierno (2017-2021).
Un riesgo
Para el general en retiro Luis Alonso Maldonado Galeas, Estados Unidos tiene su política exterior fija, con algunas variantes que dependen de los liderazgos que asumen la presidencia de la República y del partido político en el poder. Pero los temas son permanentes en el contexto de la estrategia de seguridad nacional y de su política exterior. En este ámbito “todo lo que tiene que ver con aspectos migratorios, con aspectos de seguridad, de la lucha contra el terrorismo y también en el fomento de la democracia no cambia como objetivos, pero sí varía con respecto al enfoque que hacen los republicanos y con respecto al enfoque que hacen los demócratas”.
De acuerdo con el militar en retiro, a pesar del menosprecio con que el gobierno de Castro trata la relación con Estados Unidos, la administración del demócrata Joe Biden busca mantener una política de tolerancia y de acercamiento con el Ejecutivo hondureño, con el fin de sostener unas relaciones convenientes en razón de intereses comunes compartidos.
Por el contrario, un posible arribo del republicano a su segundo mandato podría cambiar el panorama para el gobierno de Castro. En sus diatribas públicas, Trump se muestra radical y promete a sus seguidores que expulsará a los migrantes ilegales, a los que ha calificado de “animales”, y a los países en desarrollo que adversan ciertas políticas norteamericanas los ha llamado parias con gobiernos corruptos y mal agradecidos.
A criterio de Maldonado, los republicanos tienen una política con un discurso más práctico y más realista, ejerciendo una mayor presión, sobre todo en el cumplimiento de acuerdos, mientras que los demócratas apuestan a un lenguaje consensuado, explicó Maldonado.
Incluso poseen una cultura más enérgica y más definida con respecto a los países socialistas en el mundo. Si Trump es electo presidente de Estados Unidos, el gobierno de Castro deberá enfrentar una nueva realidad, y en su último año tendrá que revisar su política exterior y el lenguaje confrontativo para que los hondureños no caigan en una situación más severa, tanto política, económica, migratoria y de seguridad.
Confrontación
Aunque Harris, vicepresidenta estadounidense y ahora candidata a la presidencia, acompañó a Castro en su toma de posesión, este gobierno ha mantenido una confrontación infecunda y un constante desafío interno a la política estadounidense y externamente a nivel de las Naciones Unidas.
A pesar de la diplomacia irreverente y de los ácidos ataques de funcionarios públicos, asesores del gobierno y de las granjas de bots oficiales, la embajadora estadounidense Laura Dogu ha mantenido el respeto a sus críticos.
A criterio del analista Miguel Cálix, aunque el gobierno estadounidense actualmente es demócrata, las relaciones diplomáticas de la administración Castro con los Estados Unidos “no están en un buen momento”. Independiente de si Harris o Trump asumen la presidencia, la administración nacional tiene un reto importante de comunicación y de relaciones internacionales, añadió.
Lo que uno podría esperar en caso de que gane Harris es que “podríamos mantener una situación similar, a menos que el gobierno hondureño cambie de un día para otro su planteamiento y postura, que hasta este momento no da señal de ello. En el caso de que triunfe Trump, las relaciones se pueden poner mucho más tensas, en particular por las posturas del republicano con respecto a los temas de inmigración, lucha antidrogas y seguridad”.
No se debe desconocer que la relación de nuestro país con los Estados Unidos no solamente es de conveniencia a nuestra economía y población migrante, sino que implica también el reconocimiento de una realidad geopolítica, donde uno debe escoger sus aliados de larga data, afirmó Cálix.
“Si un gobierno se dice democrático, pues se debe juntar con países democráticos. Debe apoyar causas justas, pero hay límites en el concierto internacional que no se deben cruzar”, señaló.
Hay algunas acciones, decisiones, declaraciones y gestos, en el caso de Honduras, que rebasan el lenguaje diplomático y no dejan muy claro hacia dónde quiere dirigirse en política exterior, sobre todo en un tema tan sensible como la lucha contra el crimen organizado, criticó.
Consideró que el desafío de interrumpir abruptamente la lucha antinarcóticos no abona a una buena relación, cuando se sabe que este lastre perjudica a los dos países. Recordó que los gobiernos son efímeros, pero las consecuencias de sus malas decisiones puede costarle mucho a la sociedad hondureña, además de que llevará tiempo revertirla.
Independientemente de los resultados de las elecciones, en este momento ya los personeros del gobierno deberían estar elaborando sus propios escenarios, “acerca de qué van a hacer para mejorar las relaciones que por momentos parecieran estar al borde de la ruptura”, sugirió el analista.
Temor
Leoncio Velásquez, líder de los migrantes en Estados Unidos, se mostró preocupado por la confrontación que mantiene la administración Castro con el gobierno norteamericano.
Esto de una u otra manera impactará con la llegada de un nuevo gobierno, por lo que es necesaria una relación más cordial, sobre todo porque hay miles de hondureños en esa nación del norte amparados en el Estatus de Protección Temporal (TPS) y otros de manera ilegal.
El gobierno hondureño “debe pensar en toda la población que tiene acá en Estados Unidos, cuyas remesas mantienen la economía nacional, y venir por ideología a pelearse con su mayor socio, no es correcto. Hay que mostrar agradecimiento. La dignidad no se gana peleándose con el amigo, se obtiene con acciones que eviten que los connacionales sigan migrando porque en su patria no encuentran trabajo ni futuro”.
La política de inmigración de Estados Unidos cada día se vuelve más cerrada, por ejemplo, el muro en la frontera con México se comenzó a construir en un gobierno demócrata, luego los otros gobiernos le dieron seguimiento y Trump ahora dice que él lo terminará para que haya menos migración irregular y, además, militarizará la frontera. Con Harris el impacto podría ser más moderado, pero con Trump sería severo, advirtió Velásquez.
