Tal es el caso de Esteban Cruz, de 71 años de edad, quien llegó acompañado agarrado de una mano de una de sus parientes y de la otra un bordón con el que se ayuda a dar el paso.
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El señor, que ejerció su voto en la Escuela Policarpo Bonilla de la capital hondureña, recibió ayuda de las personas que están en las mesas.
De la misma manera lo hizo la señora Ilda Cruz, de 81 años, quien fue acompañada por uno de sus nietos quien no la soltó en ningún momento y se aseguró que ejerciera su derecho.
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Ellos no hicieron fila y todas sus pertenencias fueron desinfectadas antes de devolverselas a los hondureños que a pesar de la pandemia y ser personas de riesgo, salieron a votar.
Al finalizar el proceso salieron muy contentos por poder haber ejercido su derecho una vez más y pidieron a los jóvenes salir a votar para que su voz se escuche.
