Tegucigalpa, Honduras
Los hondureños acudirán hoy a una nueva cita con la patria, con la historia y con la democracia para escoger a sus nuevas autoridades bajo una aureola de expectativas y esperanzas, de entusiasmo e ilusiones, de críticas y polémicas.
Se trata de las décimas elecciones generales a partir del ansiado retorno constitucional de 1980 que le dio un giro democrático al país tras casi veinte años de regímenes militares.
En estos 37 años de vida contemporánea se han celebrado, aparte de la Constituyente, nueve torneos cívicos realizados de manera ininterrumpida de los cuales el Partido Liberal ha ganado cinco y cuatro el Partido Nacional, actualmente en el poder.
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Hace seis meses el Tribunal Supremo Electoral (TSE) convocó al pueblo a elecciones para escoger a un presidente de la República, tres designados presidenciales, 256 diputados al Congreso Nacional (propietarios y suplentes), 40 diputados al Parlamento Centroamericano (propietarios y suplentes), 298 alcaldes, 298 vicealcaldes y 2,120 regidores.
Cargos y candidatos
Los 3,016 cargos disponibles se los disputarán 30,160 candidatos (la mitad mujeres) distribuidos entre diez partidos políticos: Partido Nacional (PN), Partido Liberal (PL), Libertad y Refundación (Libre), Innovación y Unidad (Pinu), Demócrata Cristiano Hondureño (PDCH), Unificación Democrática (UD), Alianza Patriótica Hondureña (Alianza), Partido Anticorrupción (Pac), Frente Amplio (El Frente, antes FAPER) y Va Movimiento Solidario (Vamos), de reciente creación.
En su orden, estas instituciones políticas postulan como candidatos presidenciales a Juan Orlando Hernández, Luis Zelaya, Salvador Nasralla (que representa a la alianza Libre/Pinu), Lucas Aguilera, Alfonso Díaz Narváez, Romeo Vásquez Velásquez, Marlene Alvarenga, Isaías Fonseca y Eliseo Vallecillo.
Destacan en este torneo cívico un candidato presidencial de 30 años (Isaías Fonseca), uno con discapacidad (Lucas Aguilera) y una mujer (Marlene Alvarenga) que se convierte en la tercera fémina que busca la presidencia, después de Nora de Melgar en 1997 y Xiomara Castro en 2013.
El número de presidenciables en esta ocasión solo es comparable con los nueve que compitieron en 1985 con la denominada “Opción B”, cuando compitieron cuatro candidatos por el Partido Liberal, tres por el Partido Nacional, uno de la Democracia Cristiana y uno del Pinu. La “Opción B” estuvo precedida de una crisis institucional que involucró a los tres poderes del Estado y que fue originada por el intento reeleccionista del liberal Roberto Suazo Córdova.
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Padrón y personal
El padrón electoral fue finalmente fijado por el TSE en 6,046,873 votantes, de los que 879,719 (14.5 por ciento) son jóvenes que nacieron entre 1996 y 1999, según cifras del Registro Nacional de las Personas (RNP).
El número de jóvenes que hoy tienen entre 18 y 21 años es un 15 por ciento mayor al de los aptos para los comicios de hace cuatro años, cuando fue de 743,901.
El censo electoral es superior en un 12 por ciento en relación al de las novenas elecciones de 2013, fijado en 5,355,112.
Para este proceso, 257,000 ciudadanos solicitaron traslados de domicilio de los que el TSE aprobó 241,589 quedando al margen más de 15,000 al detectárseles irregularidades propias de políticos que quieren sacar ventaja por la vía del fraude.
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Personal involucrado
El proceso electoral de hoy involucra a unos 150 empleados permanentes del TSE conducidos por cuatro magistrados, unos 500 empleados temporales y 363 mil miembros de mesas a razón de 36 mil por cada partido político.
A ellos se suman los funcionarios de los 298 tribunales municipales electorales y de los 18 tribunales departamentales electorales constituidos por representantes de los partidos políticos.
También son protagonistas de esta consulta cívica 7,550 custodios electorales de los cuales 5,000 son estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y el resto de la Universidad Cristiana Evangélica Nuevo Milenio (UCENM), Universidad Pedagógica Nacional (UPNFM) y la Universidad Tecnológica de Honduras (UTH).
Entre militares y policías conforman un contingente de 35 mil personas armadas que velarán por la seguridad y tranquilidad de esta jornada, una de las más complicadas de la historia democrática.
La comunidad internacional se ha volcado para observar el desenvolvimiento de estas elecciones que también tendrán veeduría nacional a través de organizaciones de la sociedad civil.
Lo atípico de este proceso
Este décimo proceso electoral es atípico. Por primera vez en esta era de vida democrática un presidente de la República busca la reelección presidencial bajo un ambiente de intensa polémica entre quienes la consideran ilegal y dictatorial y los que la ven como legítima y justa.
Otro dato interesante de esta jornada es la conformación por segunda vez de una alianza en el nivel presidencial denominada Alianza de Oposición contra la Dictadura integrada por los partidos Libre y Pinu, que postulan a un candidato presidencial que no ha sido parte de estos institutos políticos. En las elecciones de 2013 los partidos FAPER (hoy Frente Amplio) y la UD llegaron a las urnas en alianza llevando como candidato presidencial a Andrés Pavón.
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Antes del golpe de Estado de 2009 -pese a lo cual no se interrumpieron las elecciones- a las candidaturas independientes se les miraba como una amenaza al bipartidismo.
Para las elecciones de ese año fueron autorizadas más de 20 y hoy estarán compitiendo 45 candidatos independientes para alcaldías de un total de 57 que solicitaron inscripción.
Un caso sui géneris de este proceso es que las planillas de diputados del Pinu están integradas por pinuistas y nasrallistas, estos últimos leales a su líder que buscaron espacios en este partido luego de perder los sellos del Pac.
De esta forma los hondureños marcarán hoy con su dedo su propio destino.