Fany Mejía (26) relató que al ver que su casa se estaba partiendo debido a las lluvias, desesperada y llena de miedo, su reacción inmediata fue correr por sus vidas. Esa noche no fue muy lejos, se alojó donde su madre porque ella sufrió menos daños, a pesar de que viven en el mismo terreno con otras cuatro familias más; a todas las demás también se les cayeron las paredes, muros o se les hundió el piso de su casa.
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Aunque donde su madre estaban “a salvo”, autoridades llegaron a desalojarlos al siguiente día del hundimiento, pero no todos se fueron, pues su progenitora, uno de sus hermanos y su cuñado, decidieron quedarse para intentar cuidar sus enseres domésticos.
Estando en el centro de acopio, aunque sus pequeños Aslen y Sophie estuviesen relativamente bien, la tranquilidad no era total, ya que el miedo de que le pasara algo a su madre siempre estuvo presente, las fuertes lluvias ya habían cesado, pero las casas seguían cediendo a consecuencia del deslizamiento en la zona, pues es una de las tantas áreas de riesgo de la ciudad.De inmediato, el equipo de EL HERALDO se desplazó hasta el barrio El Edén de Tegucigalpa, donde halló a la señora Ana Sánchez, de 60 años de edad, quien con una mirada de tristeza explicó el motivo de su decisión.
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“Yo solo les dije: ustedes váyanse porque tienen niños, si llega a pasar cualquier cosa nosotros solo nos salimos”, recordó doña Ana, al tiempo que dijo que aunque el miedo no la deja dormir, se siente más tranquila al saber que sus hijas y nietos están a salvo.Y no es que Ana no haya querido salvarse, sino que teme que ocurra como en 2008, cuando perdieron sus cosas materiales a causa de una tormenta tropical, y lo poco que les quedó dentro de sus casas -ya destruidas- fue robado por bandidos de la zona.
Damnificada y sin empleo
“Yo trabajaba como niñera, pero luego de cuatro días albergada, me corrieron”, lamentó Fany. Y es que su caso es el reflejo de miles de hondureños, que antes de Eta y Iota ya vivían situaciones precarias que se verán profundizadas con esta nueva crisis.Así lo anuncia el economista Claudio Salgado, quien afirma que 'con los efectos de la pandemia, la estimación del desempleo era de 500,000 personas ahora con el paso de los huracanes, la cifra puede aumentar a 800,000 hondureños sin trabajo'.
Por su parte, el Observatorio del Mercado Laboral de la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social (STSS) antes del embate natural planteó una cifra menor, pero igual de preocupante: unos 350,000 empleos se perderían y la tasa de desempleo subiría a 9.5% para el cierre del año.Hacen casi 15 días que Fany salió del albergue, pero no pudo llegar a su casa, pues tuvo que deshacerla ante el temor de que su inminente derrumbe dañara más la vivienda de su madre. Actualmente se encuentra viviendo en una bodega, donde le permitieron quedarse de forma temporal, y está en busca de un empleo digno que le permita darle a sus hijos un hogar seguro.
Por otra parte, perder su empleo trajo repercusiones severas en la salud, pues a la dificultad para alimentarlos se suma que sus dos pequeños requieren medicamentos especiales, pues el pequeño Aslen, de apenas un año, adquirió una enfermedad infecciosa en el albergue y su niña requiere de una leche de soya escencial para su crecimiento, luego de nacer con una condición médica.Si usted desea ayudar a esta hondureña, puede llevar sus donaciones a las instalaciones de Diario EL HERALDO, en Tegucigalpa, o llamar al teléfono: 8875-5825.
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