PARÍS, FRANCIA
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) está moribundo en Irak y en Siria, pero la amenaza que representa para el Mundial de fútbol de Rusia es real y debe tomarse en serio, aseguran expertos.
En otoño, la Wafa Media Foundation, un órgano de prensa del EI, empezó a difundir en las redes sociales burdos fotomontajes protagonizados por estrellas mundiales del fútbol como Lionel Messi y Neymar, o el entrenador de la selección francesa, Didier Deschamps, que aparecían con uniformes naranjas y un cuchillo en la garganta, yaciendo en el suelo o muriendo entre llamas.
Las amenazas, en inglés o en francés, son explícitas: '¡No estarán a salvo mientras no lo estemos en los países musulmanes!' o '¡No dejaremos de aterrorizarles ni de arruinar sus vidas!'.
Brian Glyn Williams y Robert Troy Souza, los autores de un informe publicado la semana pasada por el Combating Terrorism Center (CTC) de West Point, titulado 'La amenaza del Estado Islámico contra la Copa del Mundo de la FIFA 2018', aseguran que 'los medios pro-EI han lanzado una campaña sin precedentes en las redes sociales para llamar a perpetrar ataques contra el torneo'.
'En los últimos años, hubo numerosos ataques terroristas exitosos o numerosos complots desbaratados cuyos autores estaban vinculados o inspirados por el EI', añaden. 'Esto sugiere que el grupo tiene la capacidad de lanzar un ataque durante el Mundial'.
Esos ataques pueden ser llevados a cabo por 'lobos solitarios', individuos aislados influenciados por la propaganda del EI en internet o por yihadistas rusos u originarios de repúblicas del Cáucaso que regresaron hace poco de Siria e Irak, tras la derrota del EI en ambos países.
El laboratorio de ideas estadounidense Center for Strategic and International Studies (CSIS) considera que unos 8.500 yihadistas originarios de Rusia o de los países de Asia Central se alistaron en las filas del EI o de otros grupos yihadistas en Oriente Próximo.
Aunque se desconoce el número exacto de quienes regresaron a sus países, se sabe que, en los meses anteriores a su derrota en Siria e Irak, el EI encargó a algunos de sus miembros la creación de células durmientes en sus Estados de origen.
Las propias autoridades rusas avisaron de los riesgos relacionados con el regreso de los yihadistas, especialmente altos en Rusia, ya que su ejército lanzó en 2015 una intervención militar en apoyo al régimen sirio.
Independientemente de eso, el Mundial de 2018 habría llamado la atención de los grupos yihadistas de todas formas, asegura a la AFP Pascal Boniface, director del parisino Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), experto en geopolítica del fútbol.
'El riesgo terrorista existe ahora para todas las competiciones deportivas globales. Atraen las cámaras y, por tanto, a los terroristas', dice. 'La intervención rusa en Siria es una factor agravante, pero no es eso lo que creó el problema', explica.
- ' Objetivos blandos' -
Boniface recuerda que las medidas de seguridad fueron draconianas durante la Eurocopa de fútbol de 2016 en Francia o los Juegos Olímpicos de Rio en 2016.
'Hoy en día, cada vez que se celebra un evento deportivo global, el presupuesto más importante es el de seguridad', señala el experto.
Las amenazas del EI o de sus simpatizantes, publicadas con unos pocos clics, no cuestan nada, pero generan unos gastos de seguridad de decenas o incluso centenares de millones de dólares.
Con 64 partidos previstos en 12 estadios de 11 ciudades rusas distintas, en el Mundial 'no faltarán 'objetivos blandos' que podrían ser atacados, aunque los lugares oficiales se convertirán en 'objetivos duros', protegidos por múltiples capas de seguridad', indica el informe del CTC.
En Moscú, las autoridades confían en evitar cualquier atentado. Los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, en 2014, transcurrieron sin ningún incidente, recuerdan.
'Nuestro dispositivo de seguridad prevé todas las amenazas posibles, todos los riesgos', aseguró recientemente Alexéi Sorokin, director del Comité de Organización del Mundial. 'Todo está bajo control y espero que podamos encontrar un buen equilibrio entre confort y seguridad', aseguró.
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) está moribundo en Irak y en Siria, pero la amenaza que representa para el Mundial de fútbol de Rusia es real y debe tomarse en serio, aseguran expertos.
En otoño, la Wafa Media Foundation, un órgano de prensa del EI, empezó a difundir en las redes sociales burdos fotomontajes protagonizados por estrellas mundiales del fútbol como Lionel Messi y Neymar, o el entrenador de la selección francesa, Didier Deschamps, que aparecían con uniformes naranjas y un cuchillo en la garganta, yaciendo en el suelo o muriendo entre llamas.
Las amenazas, en inglés o en francés, son explícitas: '¡No estarán a salvo mientras no lo estemos en los países musulmanes!' o '¡No dejaremos de aterrorizarles ni de arruinar sus vidas!'.
Brian Glyn Williams y Robert Troy Souza, los autores de un informe publicado la semana pasada por el Combating Terrorism Center (CTC) de West Point, titulado 'La amenaza del Estado Islámico contra la Copa del Mundo de la FIFA 2018', aseguran que 'los medios pro-EI han lanzado una campaña sin precedentes en las redes sociales para llamar a perpetrar ataques contra el torneo'.
'En los últimos años, hubo numerosos ataques terroristas exitosos o numerosos complots desbaratados cuyos autores estaban vinculados o inspirados por el EI', añaden. 'Esto sugiere que el grupo tiene la capacidad de lanzar un ataque durante el Mundial'.
Esos ataques pueden ser llevados a cabo por 'lobos solitarios', individuos aislados influenciados por la propaganda del EI en internet o por yihadistas rusos u originarios de repúblicas del Cáucaso que regresaron hace poco de Siria e Irak, tras la derrota del EI en ambos países.
El laboratorio de ideas estadounidense Center for Strategic and International Studies (CSIS) considera que unos 8.500 yihadistas originarios de Rusia o de los países de Asia Central se alistaron en las filas del EI o de otros grupos yihadistas en Oriente Próximo.
Aunque se desconoce el número exacto de quienes regresaron a sus países, se sabe que, en los meses anteriores a su derrota en Siria e Irak, el EI encargó a algunos de sus miembros la creación de células durmientes en sus Estados de origen.
Las propias autoridades rusas avisaron de los riesgos relacionados con el regreso de los yihadistas, especialmente altos en Rusia, ya que su ejército lanzó en 2015 una intervención militar en apoyo al régimen sirio.
Independientemente de eso, el Mundial de 2018 habría llamado la atención de los grupos yihadistas de todas formas, asegura a la AFP Pascal Boniface, director del parisino Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), experto en geopolítica del fútbol.
'El riesgo terrorista existe ahora para todas las competiciones deportivas globales. Atraen las cámaras y, por tanto, a los terroristas', dice. 'La intervención rusa en Siria es una factor agravante, pero no es eso lo que creó el problema', explica.
- ' Objetivos blandos' -
Boniface recuerda que las medidas de seguridad fueron draconianas durante la Eurocopa de fútbol de 2016 en Francia o los Juegos Olímpicos de Rio en 2016.
'Hoy en día, cada vez que se celebra un evento deportivo global, el presupuesto más importante es el de seguridad', señala el experto.
Las amenazas del EI o de sus simpatizantes, publicadas con unos pocos clics, no cuestan nada, pero generan unos gastos de seguridad de decenas o incluso centenares de millones de dólares.
Con 64 partidos previstos en 12 estadios de 11 ciudades rusas distintas, en el Mundial 'no faltarán 'objetivos blandos' que podrían ser atacados, aunque los lugares oficiales se convertirán en 'objetivos duros', protegidos por múltiples capas de seguridad', indica el informe del CTC.
En Moscú, las autoridades confían en evitar cualquier atentado. Los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, en 2014, transcurrieron sin ningún incidente, recuerdan.
'Nuestro dispositivo de seguridad prevé todas las amenazas posibles, todos los riesgos', aseguró recientemente Alexéi Sorokin, director del Comité de Organización del Mundial. 'Todo está bajo control y espero que podamos encontrar un buen equilibrio entre confort y seguridad', aseguró.