Cantarranas, Francisco Morazán, Honduras
El llanto, dolor e indignación se apoderaron de esta serena comunidad de Cantarranas.
Ahí se derramaron, una tras otra, las lágrimas de quienes conocieron a Marvin Alexander Sánchez García, el joven taxista de 35 años que murió de un balazo propinado por el diputado de Libre, Luis Galdámez.
Alex o “El Súper”, como todos le decían de cariño, fue sepultado ayer en el cementerio municipal de Cantarranas, Francisco Morazán.
La casa de la familia Hidalgo, ubicada en el Barrio Abajo, nunca había estado tan visitada como ayer.
En su interior se realizaba el velatorio del desafortunado taxista, quien es víctima inocente de la irracionalidad de quienes portan armas sin tener control sobre sus propias conductas.
Quedan sin padre
Con la mirada fija en el ataúd, Xiomara Hidalgo, ahora viuda de Marvin, analiza el futuro de su pequeña hija de nueve años, quien a su corta edad ha quedado sin padre.
Al otro extremo de la sala, Lesly Corea se abraza junto a sus dos hijos de 17 y 15 años, hijos mayores de Marvin.
Los tres menores son estudiantes, Lesly Elizabeth (17) y John Alexander Sánchez Corea (15) son alumnos del Instituto Central Vicente Cáceres.
Mientras que la pequeña Kibeth Sánchez Hidalgo (9) está en cuarto grado en una escuela pública de Comayagüela.
Las horas se hacían eternas para estas dos madres, unidas por el mismo dolor.
El cadáver del taxista fue entregado en la morgue a las 7:00 PM del miércoles y fue llevado a la Asociación de Taxistas en la colonia Kennedy. A las 11:00 PM fue trasladado hasta Cantarranas.
Oración
Eran las 12:40 del mediodía cuando Roger Rivera, pastor del Centro Cristiano Peniel de Comayagüela, irrumpió en el velorio para dar unas palabras de aliento a los familiares y en especial a sus tres hijos.
“De esta muerte vendrán cambios, lo que queda impune en esta vida, ya no lo será más”, comentó.
Como un consuelo dio lectura al Salmo 23 y luego anunció que el cadáver sería llevado a su última morada, el cementerio de la localidad.
Con la mirada perdida de sus tres hijos, las dos mujeres que por varios años compartieron vivencias únicas y varios de los taxistas que de alguna manera fueron ayudados por Alex, el ataúd fue sacado de la casa para darle el último paseo por la comunidad.
Familiares y amigos cargaron el ataúd y recorrieron el parque de Cantarranas, luego de pasar frente a la iglesia se dirigieron al cementerio.
El reloj marcaba las 2:00 de la tarde, los rostros desencajados de las personas no podían ocultar su dolor e indignación, no aceptaban que un diputado se atreviera a matar a un hombre inocente.
En una muestra de fuerza, Xiomara entonó varios cánticos religiosos: “Jesucristo es mi salvador, él me alimenta con su amor, jamás de abandonará”, decía la letra del canto.
En ese preciso momento, Elizabeth, John y Kibeth se abrazaban al observar el ataúd que contenía los restos de su padre, el padre amoroso, responsable y juguetón que ellos recuerdan.
El padre que a Elizabeth le prometió que se encargaría de llevar y traer a la universidad el próximo año. Misma promesa que le hizo a John y a la pequeña de nueve años.
Promesas que fueron rotas por la irresponsabilidad de un diputado de Libre, lamentaron los taxistas en cuyos rostros seguían escurriéndose las lágrimas.
Por accidente, el féretro cayó a la fosa, por lo que uno de los taxistas se introdujo a la misma para acomodarlo.
“Mami, me duele, a mi papito ya no lo volveré a ver”, decía desconsolada Elizabeth, quien estaba ilusionada porque a su graduación asistiría del brazo de su padre y ahora no podrá hacerlo. Llorando en silencio, las personas entre dientes condenaban el crimen, pues todos conocían a Alex por ser “una buena persona, servicial, que le gustaba cantar reggaetón cristiano y que lo que más disfrutaba era compartir tiempo con sus tres hijos”.
En un emotivo y doloroso abrazo, los tres hermanos se prometieron seguir unidos, aunque su padre ya no esté con ellos, sus madres repitieron su acto y se abrazaron comprometiéndose a mantener juntos a sus hijos, producto del amor que sintieron por el mismo hombre. Las mujeres intercambiaron números de teléfonos y los cinco se abrazaron como muestra de unidad, fortaleza, cariño y solidaridad.
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Justicia
Por su parte, vecinos de la localidad pidieron al gobierno que este crimen no quede en la impunidad y que el responsable pague por lo que hizo. “Cuando venía nos daba jalón a donde fuéramos, era bien servicial el muchacho”, comentó una anciana. Mientras que Pedro Gómez, dirigente del rubro de taxis, dijo que para asegurar que el crimen no quede impune, ellos mismos contrataron a una abogada penalista para que aporte todas las pruebas contra Galdámez.
Recordó que si la justicia no se aplica, todos los taxistas a nivel nacional realizarán protestas demandando justicia.
Alexander Salgado, coordinador del punto de taxis Villa Olímpica-Centro, dijo que como un acto de protesta mandaron a hacer calcomanias con la leyenda “ser taxista no es un crimen”, las cuales portarán en los taxis a partir de la próxima semana.
Lamentó que la sociedad hondureña “nos ven como la peor calaña, no es así, somos taxistas que nos ganamos la vida trabajando desde las 5:00 AM hasta las 9 o 10 de la noche y no sabemos si vamos a regresar a la casa”.