DANLÍ, EL PARAÍSO.- Con la imparable ola de migrantes, el municipio de Danlí sigue siendo el epicentro del drama que viven miles de personas migrantes procedentes de Sudamérica y otros continentes.
Mientras cientos de extranjeros esperan un salvoconducto para seguir su travesía hacia Estados Unidos, el temor y la preocupación por la insólita situación pasa factura a los vecinos de las zonas aledañas a la oficina de Migración.
Con palos en mano amedrentando a la población y haciendo sus necesidades fisiológicas cerca de las viviendas, es parte del comportamiento de los migrantes que cruzan por Danlí, El Paraíso, denuncian los residentes.
“Un vecino tuvo que retirarse de su casa en la colonia Zarzal porque ellos (los migrantes) defecan cerca de su casa y aquí todos los vecinos ya no aguantamos ese mal olor y las autoridades no hacen nada”, protestó molesta una vecina.
Incluso, en las redes sociales transcendieron varios videos de los migrantes con palos en mano para amedrentar y ser atendidos en la Delegación Regional de Migración en Danlí.
La regidora municipal de Danlí, Kenia Zerón, confirmó que se está trabajando en cambiar de lugar la Delegación de Migración para erradicar esta problemática.
“En una reunión que se tuvo con la cooperación municipal donde estaba el ministro de Migración, él se comprometió a cambiarla, siempre y cuando se le colaborara en buscar un local”, mencionó.
Los migrantes se han tomado las áreas desde plazas públicas, parques, aceras como albergues temporales, pues los albergues son insuficientes.
Para el obispo de la Diócesis de Danlí, monseñor José Antonio Canales, esta situación de la migración es muy fuerte.
“Pensábamos que iba a bajar o desaparecer el flujo migratorio, pero todo lo contrario, pero todo lo que está pasando es muy fuerte y estamos asombrados”, externó el religioso. El obispo también lamentó que las autoridades se aprovechen de los migrantes.
