TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Aquel que no conoce su historia, está condenado a repetirla” es una frase célebre que hace hincapié en aquellos que desconocen su pasado.
Pero está a tiempo de no repetir esa historia, ya que en el centro histórico de Tegucigalpa, a una cuadra del Parque Central, se encuentra uno de los más emblemáticos edificios de la ciudad y del país: la Antigua Casa Presidencial.
Y es que el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) tiene abierto al público el arcaico Palacete Presidencial, Museo Nacional, para que conozca de sus objetos e historias del siglo XX.
Ningún hondureño que visite el casco histórico puede irse sin enriquecer sus conocimientos de la historia que hay dentro de la sofisticada obra y que les trasladará a unos 100 años atrás, por los arcaicos detalles.
El Palacete Presidencial -que fue utilizado por primera vez por el presidente Rafael López Gutiérrez (entre 1920 y 1924)- puede ser visitado por todo aquel catracho o extranjero que desee conocer de cada objeto y significado de los detalles, ya que pueden recorrer el primer y segundo piso del local.
Y es que para ingresar al histórico lugar solo es de llegar en su horario de atención de lunes a viernes de 8:00 AM a 4:00 PM y pagar la entrada de 10 lempiras si es hondureño y 20 lempiras si es extranjero, y tener el privilegio de estar en el sitio en que estuvieron varios presidentes de Honduras.
Rafael Leonardo Callejas fue el último presidente que estuvo en la Antigua Casa Presidencial.
La subgerente de Promoción de Turismo Cultural del IHAH, Patricia Cardona, considera el edificio como el inmueble republicano más representativo de la historia nacional.
“Solo el hecho de recorrer el inmueble y de conocer su arquitectura con todo el arte e historia que hay en el lugar, vale la pena”, dijo con firmeza Cardona.
Recorrido por el museo
Al momento de cruzar la entrada principal de la antigua casa de gobierno se puede observar en las alturas las obras talladas en piedra, los detalles que decoran las bases y lo que falta por descubrir en el resto del establecimiento.
El comienzo del recorrido comienza en la Sala de Prensa, salón que en su época funcionó como su nombre lo indica, pero que en la actualidad es un espacio que exhibe piezas recuperadas, como artículos religiosos y piezas mesoamericanas y precolombinas.
Uno de los espacios más importantes del lugar es el Salón Azul, ya que en este es donde se encuentran dos sillas que fueron ocupadas por el presidente Tiburcio Carías Andino, además de unos elegantes candelabros.
Al igual hay más objetos históricos que podrá conocer al visitar el emblemático edificio.
Edgar Soriano, docente e historiador de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, destacó el enorme valor patrimonial que tiene la edificación.
“El palacete tiene un gran valor, porque tiene una mezcla arquitectónica muy interesante en el contexto de las construcciones neoclásicas en Tegucigalpa”, dijo con fervor Soriano.
El historiador también destacó la importancia del piso, ya que tiene el uso de la piedra rosada que es nativa de Tegucigalpa y que es un trabajo de otro italiano, Alberto Bellucci.