Tegucigalpa, Honduras
En los últimos tres meses, doce directores y ocho subdirectores de prisiones fueron suspendidos luego de que las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP) encontraran una serie de irregularidades en las cárceles que ellos manejaban.
Igualmente un subdirector fue destituido. Todos han sido puestos a la orden del Ministerio Público.
Entre las razones para separarlos del cargo están la fuga de presos, uno de ellos se escapó en un carro del INP, otros fueron suspendidos por llegar a trabajar en estado de ebriedad y algunos por faltistas.
La directora del INP, Rosa Gudiel, confirmó tales suspensiones, así como las razones, explicando que en su administración hay cero tolerancia a la incompetencia en la administración de los presidios a nivel nacional.
Entre los directores suspendidos está el de La Esperanza, Intibucá, porque ahí hubo una fuga en un vehículo del Instituto Penitenciario, igualmente se suspendió al director de la prisión de Choluteca por dos fugas registradas.
Asimismo se actuó de la misma manera con los directores del presidio de Marcala, La Paz, de Santa Rosa de Copán, de Ocotepeque y de la cárcel de El Porvenir, y últimamente al de la Penitenciaría Nacional por la fuga de los 18 pandilleros, entre otros, recordó la directora, quien prefirió no dar a conocer los nombres para no entorpecer el proceso de investigación.
A todos los niveles
Manifestó que la cero tolerancia no solo se ha dado a nivel de directores y subdirectores sino también en la escala de agentes penitenciarios. Varios custodios han sido separados y suspendidos, a otros se les ha sancionado económicamente por incumplimiento de su trabajo y también hay varios que se les trasladó de presidio, afirmó.
Aparte de todo esto, se están cambiando los agentes penitenciarios y para ello ya cuenta con unos 345 nuevos custodios preparados por el ITP (Instituto Técnico Policial), dijo.
Ella tiene claro que la seguridad de las cárceles pasa por el personal que las dirige y administra. “Si no se tiene un buen recurso humano, eso no va a funcionar”, añadió Gudiel. De nada sirve “contar con una buena infraestructura si los reos van a salir por los portones”.
Las cárceles tienen las condiciones para poder mantener un control, un orden y una disciplina, pero si no se tiene el personal capacitado y honesto el problema del desorden y las fugas van a continuar, reflexionó.
De acuerdo con Gudiel, ha tenido que tomar medidas drásticas, por ejemplo los responsables de un amotinamiento en Olancho fueron trasladados de inmediato a la cárcel de El pozo, en Ilama, Santa Bárbara.
“Desgraciadamente este tipo de hechos está pasando pero no estamos tolerando nada”.
345custodios nuevostiene el INP para mejorar seguridad de las cárceles. |
De hecho, este lunes recién pasado los directores del presidio de Puerto Lempira, en Gracias a Dios, fueron cambiados y los custodios traídos a esta capital para evaluarlos, como se está haciendo con los demás, aplicándoles la prueba poligráfica, toxicológica, psicología y patrimonial, añadió.
Gudiel también informó que ya se tienen nombrados todos los consejos técnicos interdisciplinarios, porque una cárcel no va a funcionar bien si no se cuenta con este equipo completo y con un buen director.
“Recuerde que las resoluciones quien las hace es el consejo técnico y no el director, ahora ellos no se van a prestarse para actos de corrupción a menos que la mayoría se ponga de acuerdo”.
Actualmente el IPN tiene bajo sus responsabilidad 30 centros penitenciarios, incluidos aquellas cárceles que operan en los batallones y la de Los Cobras.
Reconstrucción
Sobre el porqué no se usa la cárcel de máxima seguridad que está a la par de la Penitenciaría Nacional, explicó que esta se encuentra en proceso de remodelación porque es una prisión mal construida.
Esta cárcel que es para 220 presos se está remodelando con apoyo del gobierno. Estará lista para el próximo mes de julio y ayudará mucho para mantener el orden en el sistema penitenciario, indicó.
Policías y militares no dieron el ancho
En la última década la Penitenciaría Nacional estuvo en manos de la Dirección Nacional de Servicios Especiales Preventivos, dependiente de la Policía Nacional; sin embargo, en el 2014 la administración de las cárceles pasó al recién creado Instituto Nacional Penitenciario (INP), vinculado a la Secretaría del Interior.
Ante la enorme corrupción, los constantes motines, las muertes entre los reclusos y la ineficacia policial, la dirección del IPN quedó en manos de los militares, quienes sin estar preparados para esta actividad, se hicieron cargo de las prisiones del país.
Por unos 15 meses, a partir de agosto del 2015, los privados de libertad, principalmente los de la Penitenciaría Nacional, se mantuvieron controlados, pero la reciente fuga de 18 pandilleros mostró que las falencias continúan.
En este último hecho, los mismos jerarcas castrenses, han tratado de desmarcarse de las responsabilidades, reconociendo que ellos no están preparados para cuidar reos.