TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las clases virtuales han cambiado todo en el sistema educativo: la forma de enseñanza, la forma de evaluar y hasta quiénes son considerados desertores, aprobados y reprobados.
La situación es tan compleja y alarmante que aprobar clases sin que los estudiantes hayan aprendido nada o casi nada durante el año lectivo se ha convertido en un logro para Honduras, ¿pero a qué costo?
“Representa un costo en el rendimiento académico, pero si los deja que se vayan es un fracaso total para la escuela, para el estudiante y la familia”, respondió Dennis Cáceres Valladares, director de Educación de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).
Ese costo es aún mayor para los maestros, quienes a mediados del ciclo deben buscar a los estudiantes que desertaron para nivelarlos un par de semanas antes de que culmine el año escolar.
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Promoverlos
Con 40 estudiantes del séptimo y octavo grado a su cargo, Tania, una profesora que trabaja en una escuela de la aldea Los Limones, en Francisco Morazán, tuvo que realizar maniobras para ubicar a 16 de sus estudiantes de séptimo y octavo grado que en 2020 dejaron las clases, pero al final solo ocho superaron la brecha de los reprobados.
Los estudiantes cumplieron varias asignaciones de los llamados cuadernillos, pero “ninguno tenía las competencias para poderlos nivelar”, lamentó la maestra. Otros ocho menores no cumplieron con los estándares mínimos y en el sistema entraron en las cifras de reprobados.
Estos números forman parte del balance final de reprobados, que muestra avances significativos, pero solo en las estadísticas. En 2019 hubo un 29% menos de estudiantes reprobados que en 2018 y en 2020 se reportó la mitad de los casos registrados en 2019.
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“La reprobación ha disminuido bastante porque los docentes estamos haciendo varias consideraciones, sobre todo el tema de ser justos, no se puede aplicar una evaluación estándar o uniforme porque los grupos tienen diferente nivel de conectividad, diferente interacción con sus docentes”, afirmó Fidel García, presidente del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras (Copemh).
Las cifras de Educación mencionan a reprobados de educación básica y media, pero no se reporta casos de estudiantes de 0 a 5 años. Esto está relacionado con la ordenanza que emitió Educación en 2014 para que ningún escolar de prebásica reprobara el nivel educativo y mucho menos que repitiera el grado académico.
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Cifras favorables
Se considera que un estudiante reprobó cuando no cubrió los parámetros mínimos de las calificaciones establecidas por el sistema educativo para ser promovido al siguiente nivel o grado, pero no necesariamente deberá repetir el ciclo escolar.
En el caso de los estudiantes de educación básica, que abarca los seis grados escolares más tres de ciclo común, los casos cayeron a la mitad de 2018 a 2020, según un reporte al que tuvo acceso la Unidad de Datos de Datos de EL HERALDO Plus.
La situación varía de acuerdo con el departamento, pero en Islas de la Bahía, Gracias a Dios, Atlántida, Choluteca y Valle, la situación parece más favorable.
En el primer departamento, las reprobaciones en educación básica pasaron de 1,329 en 2018 a 870 en 2019. Un año después, cuando la pandemia del covid-19 inició en Honduras, apenas hubo 276 casos, es decir, entre cuatro y cinco veces menos que en 2018 y un 68% menos que en 2019.
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En el caso de Gracias a Dios —que en 2018 tuvo 4,835 reprobados— el año anterior (en 2020) Educación reportó 850, mientras que en Atlántida la cifra pasó de 3,321 a 869; si analizamos la cifra de 2019 a 2020 hablamos de un 61% de casos menos. En el sur del país, en Choluteca y Valle, los números son más favorables, ya que de 2019 a 2020 las reprobaciones cayeron en un 91 y 73%, respectivamente.
Para 2018, Francisco Morazán tenía a dos de cada 10 reprobados en Honduras, cifra que se mantuvo un año después. En 2020 fue todo lo contrario: cayó el número de reprobados, pero para ese entonces absorbía tres de cada 10 casos.
En Cortés ocurrió prácticamente lo mismo, solo que aquí sí se logró disminuir la brecha de 10 mil casos, ya que en 2020 la cifra cayó a 4,109.
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“Recordemos que en 2020 pasaron a los estudiantes, los pasaron de una manera que no fue oficial pero extendieron el año y si presentaban evidencia de su trabajo, aunque no hubieran hecho nada, pasaban, entonces tuvo que haber una disminución”, lamentó el director de temas de educación de la ASJ.
El experto dijo que en un año es normal que haya entre 60 y 80 mil estudiantes reprobados y en una atípico la cifra aumenta a 120 mil y 130 mil. De los tres años analizados por este rotativo, en 2018 fue el único que pasó los 100 mil casos, mientras que en 2019 hubo un poco más de 86 mil; en 2020 la cifra cayó a la mitad (casi 46 mil).
“Lo sano es que por cada 100 niños hayan tres que reprueben, pero si ya son cinco o seis son muchos”, advirtió.
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Educación media
A diferencia de lo que ocurrió en educación básica, en los niveles de media las reprobaciones han sido históricamente menores, es decir que, cada año hay más reprobados en los primeros nueve años escolares que en los grados superiores.
Según estudios de la ASJ, esto está relacionado con los niveles de pobreza, al menos al hablar del primero al tercer grado escolar.
“Después viene la estabilización donde cuarto, quinto y sexto no reprueba; después viene la reprobación masiva en el sexto año”, afirmó Cáceres Valladares sobre lo que apuntan los estudios.
El experto dijo que cuando los estudiantes llegan a educación media, la mayoría de reprobados son del primer año de bachillerato. Los estudios de esta organización coinciden con las cifras que Educación publicó sobre reprobados en los grados superiores, ya que ningún departamento registra más de 8,000 casos en un año.
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En 2020 las reprobaciones en Francisco Morazán y Cortés disminuyeron un 29 y 27% de las cifras de 2019, en cambio, en El Paraíso se registraron 433 menos que en 2019, es decir, una caída del 54%.
Olancho fue otro departamento que logró una baja en el número de estudiantes reprobados; en 2018 hubo 1,391, en 2019 la cifra pasó a 1,063 y en 2020 el reporte cayó a la mitad.
Además, en educación media sí se registran casos donde las reprobaciones aumentaron de un año con otro. Por ejemplo, en Lempira los casos disminuyeron de 2018 a 2019, pero en 2020 se triplicaron (de 156 pasaron a 530). En Santa Bárbara también ocurrió lo mismo, mientras que en Gracias a Dios, Intibucá e Islas de la Bahía las cifras de esos dos años se mantuvieron.
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