Con pérdidas mayores al 60% el Estado de Honduras toma los aeropuertos

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El control de los aeropuertos internacionales de Honduras es una “minita de oro” ya que al año han venido generando alrededor de 1,000 millones de lempiras en todas las operaciones.

No obstante, en este tiempo hay una aspecto particular, la pandemia por covid-19 provocó que más del 90% de las operaciones aéreas en el mundo se fueran en picada, dejando una larga pista para volver a tomar vuelo.

En Honduras se proyectan que al cerrar este año las pérdidas sean de un 60% y se intentará despegar con la recuperación en enero del 2021.

Análisis de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) pronostica que el transporte aéreo de pasajeros se recuperará hasta el 2024, cuando las fronteras se abran completamente, se haya controlado el virus y recuperado las economías.

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El próximo 28 de septiembre, Interairports devolverá los bienes de las cuatro terminales aéreas internacionales del país: Toncontín en Tegucigalpa; Ramón Villeda Morales de San Pedro Sula; Golosón de La Ceiba, Atlántida, y Juan Manuel Gálvez de Roatán, Islas de la Bahía.

Debido a la inestabilidad y señalamientos de corrupción en las instituciones públicas, el proceso de licitación que venía desarrollando la desaparecida Comisión para la Promoción de la Alianza Público Privada (Coalianza) fracasó en la selección de un nuevo operador.

En diciembre del año pasado, el Congreso Nacional cedió las operaciones de Toncontín a Palmerola International Airport (PIA) como recompensa por los retrasos que ha tenido la construcción de la terminal aérea de Palmerola en Comayagua.

Mientras que la semana pasada, el gobierno creó la Empresa Hondureña de Infraestructura y Servicios Aeroportuarios S.A. (EHISA) que tendrá como asesor a Houston Airports de Estados Unidos y se hará cargo de las terminales de San Pedro Sula, La Ceiba e Islas de la Bahía por los siguientes 12 a 18 meses.

Antes de que se creara esta nueva dependencia del Estado, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) había propuesto al gobierno administrar los aeropuertos de la zona noratlántica mediante a una fundación, pero la misma fue rechazada por el gobierno.

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Es así que a partir del 29 de septiembre despegan dos vuelos cortos, ya que entrarán en operaciones de forma temporal dos operadores para las cuatro terminales aéreas, EHISA y PIA, mientras se hace la licitación internacional.

Si se recuperan las operaciones aéreas, EHISA podría convertirse en los próximo años en una “gallinita de huevos de oro” para el Estado, ya que los aeropuertos solo en el 2019 generaron 1,057 millones de lempiras para el operador.

Interairports en pago de canon y operaciones gastó alrededor de 600 millones de lempiras en el 2019. Pero en este momento es incierto, ya que no se ha logrado establecer con certeza en cuánto se han reducido las operaciones.

Distribución

Un informe de la Superintendencia de la Alianza Público Privada (SAPP) establece que el aeropuerto que más ingresos genera es el de San Pedro Sula, en segundo lugar está Toncontín, en tercer lugar el Juan Manuel Gálvez de Islas de la Bahía y por último Golosón de La Ceiba, Atlántida.

De acuerdo al documento, Toncontín, la terminal capitalina, generó en el 2019 ingresos de 353.1 millones de lempiras, el Ramón Villeda Morales 569.5 millones, el Golosón 20.6 millones y el Juan Manuel Gálvez 114.5 millones de lempiras.

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Inteairports por las cuatro terminales el año pasado percibió entre 91 y 100 millones de lempiras mensuales, ingresos que permitían mantener las operaciones de manera solvente y cumplir con las obligaciones del Estado de acuerdo al contrato.

Los principales ingresos son por servicios, tarifas, rentas y otros ingresos, especialmente en los aeropuertos Ramón Villeda Morales y Toncontín, que cuenta con una mayor afluencia de pasajeros y presencia de líneas aéreas internacionales.

En el 2018, los ingresos en los aeropuertos internacionales del país hasta el 30 de septiembre, es decir, en el tercer trimestre, fueron por más de 700 millones de lempiras.

La terminal de Toncontín hasta esa fecha percibió 254.2 millones, el Ramón Villeda Morales 376.5 millones, el Golosón de La Ceiba 15.8 y el Juan Manuel Gálvez 57.7 millones de lempiras según los reportes de la SAP. De acuerdo con información en poder de EL HERALDO, los cuatro aeropuertos necesitan un presupuesto de 23 millones mensuales para poder operar y como concepto de canon al Estado se pagan entre 28 y 30 millones de lempiras al mes.

Si las operaciones de los aeropuertos fueran normales y con base en los ingresos de 2019, a partir del próximo 29 de septiembre el Estado de Honduras comenzaría a percibir más de 700 millones de lempiras al año, ya que los 353.1 millones que venía reportando Toncontín pasarán directamente PIA de Palmerola.

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Las autoridades del gobierno informaron que EHISA comenzará a operar con pérdidas en los primeros meses y hacer negocio es incierto.

Según IATA con la pandemia las operaciones bajaron en un 92%, pero a medidas se abren los aeropuertos se ven leves recuperaciones.

De haber mejoras, serían de entre el 50 o 40% de las operaciones entre septiembre y diciembre, por lo cual el Estado podría percibir más de 300 millones de lempiras al año. La mayoría de estos ingresos ahora quedarán para el mismo Estado, que será el administrador directo de los aeropuertos comerciales.

Entre 12 y 18 meses A finales de diciembre se espera que haya mayor tráfico de personas en las terminales aéreas nacionales.

Michael Mehmeyer, presidente de la Asociación Hondureña de Líneas Aéreas (AHLA), declaró a EL HERALDO que en este momento los vuelos van llenos, pero todavía no se puede decir que las operaciones se normalizaron. “Nosotros en Honduras esperamos llegar a un 40 por ciento de la recuperación de la cantidad de asientos que había en el mercado de aquí a diciembre y va a depender mucho de lo se vaya haciendo para estimular la demanda”.

La mayoría de gente que está viajando son personas que se habían quedado varadas en otros países, otros que lo están haciendo por necesidad, pero no es la normalidad de antes de la pandemia, aseguró.

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