La deportación de unas 40 personas, entre madres y niños, a Honduras es una 'clara señal' de que los inmigrantes indocumentados no serán recibidos con los 'brazos abiertos' en Estados Unidos, que enfrenta una dura crisis migratoria, dijo este martes la Casa Blanca.
El vuelo que salió el lunes con los inmigrantes de vuelta a Honduras 'debería ser una clara señal' para quienes planean cruzar o enviar a sus niños ilegalmente por la frontera, de 'que no serán bienvenidos a este país con los brazos abiertos', dijo el vocero del gobierno, Josh Earnest.
Earnest dijo que la decisión 'era un reflejo del esfuerzo del gobierno para aumentar los recursos utilizados para tratar con el incremento' reciente de inmigrantes centroamericanos, entre ellos miles de niños, capturados en la frontera.
El presidente Barack Obama pidió al Congreso aprobar 3,700 millones de dólares en fondos especiales para 2014 y 2015 con lo que enfrentar la crisis, que ha visto a 57,000 niños, huyendo de la pobreza y la violencia en Honduras, El Salvador y Guatemala, cruzar la frontera de Estados Unidos con México desde octubre.
La propuesta para enfrentar lo que el gobierno llama una 'urgente situación humanitaria' busca aumentar el número de agentes y jueces en la frontera, así como ampliar la capacidad de acogida y expulsión de inmigrantes clandestinos.
Obama ha advertido públicamente a los padres centroamericanos a no enviar a sus hijos en el largo y peligroso viaje, muchas veces en manos de traficantes y cárteles criminales.
El vuelo a Honduras es solo la ola inicial de lo que las autoridades fronterizas estadounidenses anuncian serán deportaciones regulares de inmigrantes indocumentados a El Salvador, Honduras y Guatemala.
Las declaraciones de Earnest podrían ser una respuesta a lo manifestado el lunes por el presidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien reprochó la política antinarcóticos de Estados Unidos por esparcir la violencia en los países de Centroamérica y conducir un incremento en la migración hacia el país norteamericano.
Earnest dijo además que Obama no aprobó personalmente el regreso de los hondureños y que esta fue una decisión tomada por el Departamento de Seguridad Nacional, como implementación de una política que el Presidente ya había establecido.