TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Cada día de clases perdido es un tesoro que nunca se recupera”, le decía doña Catalina a su nieta, mientras esta terminaba de luchar con el sueño antes de partir rumbo a la escuela cada mañana. Aunque analfabeta, la anciana no estaba errada.
Ya sea por pésimas condiciones físicas en escuelas, falta de servicios básicos, falta de docentes o suspensión de labores por sueldos atrasados, en Honduras se pierden millones por cada día que no se reciben clases. Para el caso en 2022 el Estado invirtió unos 21,555 lempiras por alumno, de acuerdo a datos proporcionados a EL HERALDO Plus.
Este año al menos 25 días se han perdido, de los 77 días de clase que debieron haber recibido los escolares, de acuerdo a un informe de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).
La cifra proviene de los resultados de más de 20 mil encuestas recopiladas en 196 municipios de los 18 departamentos del país.
Si lo ponemos en cifras las pérdidas son cuantiosas. Con el presupuesto actual de 38,109 millones de lempiras, el Estado financia la educación de dos millones de estudiantes y unos 64 mil docentes para impartir los 200 días de clases. En consecuencia, 25 días de clases perdidos representan una pérdida de 5,000 millones de lempiras.
¿Se recupera el conocimiento?
Del otro lado está el aprovechamiento, el conocimiento que se quedaría sin aprender el alumno. Sin embargo, los expertos coinciden en que todavía hay oportunidad.
Las adaptaciones curriculares son el secreto, considera el presidente del Colpedagogosh, capítulo de Cortés, Jorge Castillo, pues explica que en nuestro sistema educativo -al menos en el básico- los temas son cíclicos, es decir año con año se vuelven a ver las mismas temáticas con el ingrediente extra de que a mayor grado se va incrementando la complejidad del tema.
“El docente que está frente al alumno, que es responsable y que sabe priorizar contenidos puede adecuarlo de la mejor manera posible”, por lo que “sí, se puede recuperar el tiempo perdido, todo es que el docente esté consciente en qué debe priorizar su tiempo al enseñar”.
Las autoridades consideran que la priorización permite a los docentes conocer cuáles son las necesidades específicas que tienen las niñas y los niños y en función de eso establecer los contenidos que se van a impartir. “Ya los maestros conocemos bien esa dinámica”, asegura de su lado el viceministro de Educación, Edwin Hernández.
A criterio de Joel Navarrete, presidente del Copemh, a la larga podría haber algún efecto negativo -sobre todo si son muchos los días de clase perdidos-, pero “dependerá mucho de la capacidad del docente para poder sintetizar esos temas de manera creativa y que el estudiante aprenda en poco tiempo”.
Lluvias amenazan las clases
Navarrete lamentó que a los días de clases perdidos hasta la fecha se podrían sumar otros, pues con el inicio de las lluvias muchas escuelas se verán obligadas a seguir perdiendo clases por tener techos destrozados o en malas condiciones.
El año lectivo inició con apenas 1,000 centros educativos en óptimas condiciones de los 17,525 que hay a nivel nacional, luego de dos años de educación en línea o semipresencial por la pandemia y el abandono en el que quedaron durante ese tiempo los inmuebles.
Apenas cinco semanas atrás, a finales de abril, las autoridades anunciaron mejoras de la infraestructura escolar de unas 12,000 escuelas para lo que se destinó una asignación de 2,000 millones de lempiras a las municipalidades, sin embargo se desconoce el avance de los proyectos. “Así nadie puede recibir clases y toca despachar al alumno”, sentenció Navarrete ante esta situación.