DANLI, EL PARAISO.- El bullicio de los potentes motores de los buses y camiones de carga en pleno paso por la frontera Las Manos no menguan el agitado ir y venir de miles de migrantes extranjeros que buscan continuar su camino hacia Estados Unidos, el país donde han sembrado la esperanza de tener un futuro mejor.
Entre los cabezales cargados de productos que ingresan a Honduras desde Nicaragua, se forman filas de personas de todas las nacionalidades. Incluso, por momentos la preferencia de tránsito en este sector aduanero es para los peatones que se mueven a toda hora del día y la noche.
Y, de entre los caminos verdes por la vegetación que las lluvias han hecho crecer, aparecen en fila india, familias completas o ciudadanos sin acompañamiento en una sola dirección: las unidades del transporte interurbano que los acerque más al “sueño americano”.
El rótulo de “Bienvenidos a Honduras” le da la espalda a esta multitud de venezolanos, haitianos, colombianos, cubanos y de otras regiones que agacha el rostro al pasar frente a las cámaras de los medios de comunicación que han seguido de cerca la crisis migratoria que golpea al oriental departamento de El Paraíso.
Entre la población migrante, que cada día se multiplica en este punto cardinal, viaja también sigilosamente un puñado de enfermedades endémicas, síndromes entéricos y de otra índole.
Vigilancia epidemiológica
La elevada aglomeración de personas tanto en las ciudades de Danlí como El Paraíso y Trojes ha activado también la alerta sanitaria.
En el punto fronterizo de Las Manos, opera la Oficina Sanitaria Internacional, la que ha identificado varias enfermedades en los migrantes que se han complicado en su paso por Honduras.
La doctora Katerin Mendoza, representante de esta oficina, explicó que, indiscutiblemente, la oleada de personas ha dejado un incremento de casos de enfermedades de importancia endémica.
“Hemos evaluado en la población migrante ya varios casos de síndromes entéricos cuadros diarreicos y grados de deshidratación severos que han sido trasladados al Hospital Gabriela Alvarado”, informó.
Los niños migrantes menores de un año han sido los más afectados con esta situación, enfermedades en la piel y bacterianas, se ubican en la segunda posición de mayor atención médica.
En la población adulta, Mendoza detalló que hay varios casos sospechosos de malaria y dengue grave y no grave. “Los cuadros febriles nos han alertado del aumento y en casos graves se envían al Gabriela Alvarado”, pormenorizó.
La situación más compleja viene cuando un paciente grave necesita traslado al hospital, pues la ambulancia de la zona no cubre la demanda. En esos casos hay apoyo de Copeco y otra entidad de socorro.
La galena también confirmó el hallazgo de enfermedades de transmisión sexual tanto en mujeres como hombres por lo que la población en general debe estar alerta.
“Es de conocimiento que muchas de las mujeres en esta situación migratoria se prostituyen y por eso hacemos los llamados preventivos a la población”, reveló.
Aunque en la población danlidense hay temor de un brote de casos de fiebre amarilla y la misma epidemia de Covid-19 la doctora indicó que están muy vigilantes de que el migrante venga con su vacuna. “La mayoría la trae pero no bajamos la guardia”, aseguró.
