CORTÉS, HONDURAS.- Su cobijo son árboles de mango y aguacate, no existen paredes ni puertas, pero más allá de eso, no conocen barreras que les impidan salir adelante.
Ubicado en uno de los polos de mayor desarrollo de Honduras se encuentra el Centro Educativo Mercedes Calderón, en el barrio Capiro del pujante municipio de Santa Cruz de Yojoa, Cortés.
En pleno siglo XXI, sus más de 100 estudiantes -desde prekínder hasta noveno grado- reciben sus clases a la intemperie, expuestos al sol y a veces a la lluvia, protegidos nada más por las copas de los árboles, en improvisados pupitres y con un sinfín de carencias.
Pero pareciera que uno a uno tomaron el consejo del economista argentino Tomás Bulat de que “cuando se nace pobre, estudiar es el mayor acto de rebeldía contra el sistema”.
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Increíble pero cierto
A pesar de todos los obstáculos logísticos, de infraestructura y a veces hasta en material pedagógico, este humilde y olvidado centro de estudios nunca dejó de impartir clases en los últimos dos años en los que el mundo entero fue abatido por la pandemia derivada del covid-19.
“En junio de 2020 comenzamos con semipresencialidad y así llegamos hasta diciembre. Como vimos que funcionaba, en ese mismo diciembre del 2020, los papás y nosotros firmamos un compromiso por que los papás querían las clases totalmente presenciales para el 2021”, recuerda el sacerdote Víctor Manuel Cortés Calderón, fundador y director de este centro educativo.
En medio de la pandemia y con tantas personas contagiadas y fallecidas en el país, la decisión parecía algo descabellado desde cualquier punto de vista, menos para el padre Víctor, los maestros de la escuela, padres de familia o los niños.
Al finalizar el año 2021 lograron cumplir con 300 días de clases con cero contagios; ni alumnos ni maestros contrajeron el virus a pesar del contacto cercano entre ellos.
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Cómo nació la escuela
El párroco, de profesión maestro de educación primaria, creó la escuela con el fin primordial de ayudar a los niños con menos recursos económicos de Santa Cruz de Yojoa. Muy poco se hubiera logrado sin la bondad de la profesora Ana Enamorado, quien vio la iniciativa del padre y decidió prestar su propiedad para que los niños recibieran clases en el amplio patio de su casa.
Desde hace 11 años los menores reciben sus lecciones en estas circunstancias antipedagógicas ante la falta de interés de los gobiernos de turno.Cortés Calderón aseguró que el actual ministro de Educación, Daniel Sponda, visitó recientemente la escuela y prometió ayudarle a construir un centro educativo digno.
El centro educativo subsiste gracias a ayudas de manos amigas y la visión del religioso es un día ver esa escuela convertida en un centro universitario regional que esté al servicio de los más desposeídos.