Tegucigalpa, Honduras
Una operación en la región del abdomen de menor peligrosidad lo llevó a visitar los quirófanos del Hospital Escuela Universitario sin imaginar que encontraría la muerte.
Tal y como ha sucedido en otros casos, le tocó a Erick Geovanny Mairena Valle, de 30 años, llegar a este centro asistencial por un mal menor, pero su salud empeoró al salir de la sala de operaciones.
Mairena Valle guardaba prisión en la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto (PNMAS) desde hace aproximadamente ocho años que fue privado de su libertad por la comisión de un delito.
“Lo internaron el jueves y ese mismo día fue operado, pero era algo leve, nada de gravedad”, dijo un pariente.
Pedimos que lo trajeran para aquí (Medicina Forense) para que investiguen por qué murió, por que no creemos que por la operación haya muerto, manifestó el familiar.
El malogrado hombre era originario de la capital y residió durante estuvo en libertad en la popular colonia La Sosa de esta ciudad.
Era padre de un niño de 10 años, el cual procreó con su última compañera de hogar.
Los pocos familiares que se hicieron presentes a la morgue del Ministerio Público para reclamar el cadáver del exconvicto, lamentaron que en el Hospital no les dieron las suficientes explicaciones de lo sucedido.
El ahora extinto fue intervenido quirúrgicamente el jueves y ayer en horas de la madrugada expiró en ese centro médico asistencial por causas aún desconocidas.
Al parecer, el privado de libertad venía padeciendo de fuertes dolores abdominales desde hacía algunos meses, pero nunca había sido atendido por sus malestares.
El cuerpo de Erick Geovanny fue retirado ayer de la morgue por los familiares, que manifestaron le darían cristiana sepultura en el municipio de Talanga, Francisco Morazán.
Sin embargo, aseguran que estarán a la expectativa de lo que pueda arrojar la autopsia practicada, la cual determinará las causas de su muerte repentina.