Tegucigalpa, Honduras.- La promesa de encontrar una solución en los hospitales de Honduras es una amarga decepción cuando, tras recorrer varios pasillos y hacer largas filas, cada paciente recibe casi siempre la misma respuesta: “De ese medicamento no tenemos; si gusta, puede comprarlo en las farmacias con esta receta”.
La mirada de esos miles de hondureños que no pueden llevarse ni una sola pastilla a casa refleja la impotencia de quienes deben enfrentar el deficiente servicio de la atención pública.
Y es que no se trata solo de simples medicamentos, sino de la vida de una persona, o de miles, que buscan desesperadamente una solución para sus problemas de salud, sean físicos o mentales.
El dilema que viven los pacientes en los centros de salud y hospitales, donde aún faltan medicamentos, según el gobierno, podría resolverse permitiendo que empresas extranjeras vendan los fármacos.
Por esta razón, la presidenta Xiomara Castro, a inicios de 2025, emitió una nueva directriz a la Agencia de Regulación Sanitaria (Arsa) para que registre, sin trabas, miles de medicamentos producidos en países ajenos a los monopolios farmacéuticos.
Dorian Salinas, directora de Arsa, explicó: “Existen diversas malas prácticas empresariales. Hemos recibido múltiples denuncias, las hemos canalizado porque, definitivamente, hay una falta de ética profesional en ciertos sectores médicos. Eso por un lado, y, por otro, algunas empresas farmacéuticas se prestan a coludirse con este tipo de prácticas”.
Sin embargo, es el mismo Estado con venia de las instituciones como la Secretaría de Salud (Sesal) y Arsa que podrían traer medicamentos genéricos de tres países asiáticos, de los que dos de ellos son conocidos en el mundo por su habilidad de réplica.
El exministro de Salud, José Manuel Matheu, reveló que, antes de ser destituido de su cargo, la presidenta Castro le solicitó adquirir medicamentos en China.
También se le instó a realizar compras a la India y Pakistán.
“Cuando fui ministro, me decían que tenía que comprar medicamentos de China, Pakistán y la India”, expresó José Manuel Matheu, en alusión a que la nueva titular de Salud deberá comprar
El galeno explicó que el Estado puede adquirir los medicamentos mediante licitación, pero estos son genéricos, ya que así lo establece la ley.
“Seamos realistas: muchos genéricos no son bioequivalentes, lo que significa que no tienen la misma efectividad que un medicamento original. En consecuencia, los pacientes siempre terminarán comprando los originales», aseveró el exsecretario de la Secretaría de Salud.
EL HERALDO buscó contactar a la ministra de Salud, Carla Paredes, pero ni ella y sus relacionadores públicos atendieron la llamada ni la vista del rotativo en su despacho.
Según datos recopilados por este equipo, la mayoría de los medicamentos de origen hindú están adulterados con sustancias tóxicas para el ser humano, tal como lo describe un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2023, expuesto por el medio internacional France 24.
En el caso de Pakistán, si bien el país cuenta con empresas farmacéuticas de alta calidad, también está plagado de un sinfín de laboratorios que producen fármacos de baja calidad, poniendo en riesgo la vida de los pacientes, según un informe del portal estadounidense Advacare Pharma USA.
Mientras que los medicamentos de China son altamente cuestionados por su baja calidad o por ser falsificados, ya que pueden poner en peligro la salud de los pacientes. Ya que en 2018, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) bloqueó la exportación de un antibiótico chino a Europa.
Además, en 2022, la Agencia Española de Medicamentos y Productos (Aemps) retiró del mercado lotes de medicamentos chinos por contener impurezas. También retiró del mercado autotest de antígenos chinos por posibles falsos positivos.
Para el 3 de diciembre de 2024, la OMS escribió que los fármacos del gigante asiático son: “productos médicos de calidad subestándar; como los falsificados, que ponen en peligro la salud del paciente, lastran la eficacia de los sistemas de salud y erosionan la confianza en los proveedores de servicios asistenciales y de salud”.
Por su parte, María Mercedes Ortega, presidenta del Colegio Químico-Farmacéutico de Honduras (CQFH), indicó que la idea de traer medicamentos de estos países no es mala, pero deben pasar por un proceso de inspección por parte de los profesionales.
“La calidad de los medicamentos se determina a través de un análisis y el colegio químico tiene la oficialidad para analizarlos; la calidad se determina por este análisis para nosotros decir si es o no bueno”, apuntó la experta en fármacos.
Sin embargo, Ortega lamentó que las medicinas sean expendidas en los farmasupros, farmacias dentro de cada tienda de la Suplidora Nacional de Productos Básicos (Banasupro), lugares que no cuentan con las condiciones necesarias ni el personal.
“Nos preocupa, porque si el establecimiento farmacéutico no reúne las condiciones adecuadas para mantener los medicamentos, no los tendrá en las condiciones precisas y Banasupro no es un lugar adecuado”, opinó la presidenta del CQFH.
De acuerdo a la ministra Paredes, vender medicamentos en Banasupro ayudará a la población a conseguir pastillas más baratas.
Doble cargo para la ministra
“El Banasupro es un súper supermercado y puede tener perfectamente una farmacia. Las farmacias tienen permiso de operación, y llegaremos ahí”, afirmó Paredes, defendiendo la viabilidad del proyecto, denominado “Farmasupro”.
La funcionaria justificó la propuesta destacando que los precios de las medicinas serían más bajos que los ofrecidos por farmacias comerciales.
“El Estado no busca ganar, solo recuperar la inversión y reinvertirla”, aseguró la funcionaria.
Además, subrayó que Arsa será la responsable de supervisar el ingreso y la venta de los medicamentos en los farmasupros.
Por su parte, Aída Reyes, gerente de Banasupro, explicó que la propuesta aún se encuentra en una etapa de análisis y socialización.
“Son aproximaciones, estamos evaluando si podemos llevar a cabo el proyecto. No sé por qué se alarman tanto”, declaró Reyes, en alusión a las críticas recibidas.