Tegucigalpa, Honduras
Ante la masacre ocurrida la noche del sábado en la carretera CA-5 a la al altura de Siguatepeque, la Secretaría de Seguridad tiene como primera hipótesis un presunto ajuste de cuentas entre bandas dedicadas al crimen organizado.
“Por la dinámica que presentó la escena del crimen se determinó por especialistas en este tipo de crímenes que podría tratarse de un ajuste de cuentas”, afirmó el portavoz de la Policía Nacional, Aníbal Baca.
En el mortal ataque perdieron la vida seis personas, cuatro hombres y dos mujeres.
Entre los fallecidos fueron identificados Karen Lorena Rodríguez Cárcamo, de 40 años, Alexis Mauricio Mejía Villanueva, de 26 años, quien tenía un tatuaje distintivo de la mara salavatrucha (MS-13).
Además ya fue reconocido por sus familiares Wilmer Antonio Garay Bautista, de 31 años.
Recién liberado
Según la información en poder de la Policía, Wilmer Garay había salido de la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto, donde ese mismo día se le había extendido su carta de libertad.
El exconvicto estuvo recluido en este centro penal durante dos años y dos meses, acusado por los delitos de secuestro, asociación ilícita y extorsión, según se detalla en la constancia de libertad. Hasta el valle de Amarateca habían llegado los demás ocupantes de la camioneta con el propósito de trasladar hasta San Pedro Sula al recién liberado.
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Aunque entre los fallecidos se encuentra un presunto miembro de la MS, se investiga por parte de las autoridades policiales cuál era la conexión o relación entre los mismos.
También se investiga si la camioneta marca Ford Scape, color gris, con placa PDD 6232 en la que se transportaban tenía algún reporte de robo a nivel nacional.
En la refriega resultó herida una séptima persona, la que según las autoridades se recupera en un centro asistencial y será pieza clave para esclarecer el múltiple crimen.
Hasta el cierre de esta edición solamente una de las víctimas había sido retirada de la morgue del Ministerio Público en Tegucigalpa.
