El proyecto, que busca diversificar la flora y la fauna en las islas pertenecientes a Honduras, comenzó a finales de febrero y según detallaron los expertos ha sido realizado en tres etapas.
Hasta el lunes al menos 15 mil mangles rojos habían sido sembrados en las riberas de la Isla Conejo, estero La Ceiba y en la bahía de San Lorenzo, pero en los próximos tres días culminarán con la siembra de cinco mil mangles para sumar un total de 20 mil árboles resistentes a la sal.
'El bosque de manglar forma parte de ese ecosistema que tenemos y debemos conservar. Este esfuerzo de recuperar los bosques no es de una institución, no es de un grupo, es del pueblo hondureño', dijo Arnaldo Bueso, director del Instituto de Conservación Forestal (ICF), en la clausura de la campaña.
Los mangles fueron llevados desde Tegucigalpa hasta el sur de Honduras en pequeñas botellas de plástico, que fueron recolectadas en un proceso de reciclaje.
Al momento de la siembra, las botellas eran cortadas y los árboles incrustados a la orilla de las islas.
En algunos islotes se observaban los mangles jóvenes en las riberas, mientras otros ya se miraban con raíces elevadas y resistentes a las fuertes mareas.
Según indicaron varios expertos, los mangles pueden crecer de cuatro a 10 metros, lo que también permite que diferentes tipos de aves sean atraídas a las islas.
'Ver cómo se conserva el Golfo de Fonseca es motivo suficiente para sentirnos felices y comprometernos a seguir conservando el ecosistema', manifestó el ministro de Defensa, Fredy Santiago Díaz Zelaya, quien también anunció la inauguración de la campaña de reforestación de 2019.
El cierre de la campaña fue acompañado por autoridades del ICF; la Secretaría de Energía, Recursos Naturales, Ambiente y Minas; Cuerpo de Bomberos y Organizaciones No Gubernamentales.
También participaron miembros de las Fuerzas Armadas, quienes son los encargados de sembrar y proteger los árboles de las islas.
