EL PILIGÜÌN, HONDURAS. -Con devoción, entrega y alegría, decenas de peregrinos llegaron hasta la aldea de El Piligüín para conmemorar los 272 años del hallazgo de la Virgencita de Suyapa.
La fiesta en honor a la madre de los católicos hondureños fue celebrada con una eucaristía a inmediaciones de la hermosa capilla en la que se encuentra la réplica de la Morenita de 6.5 centímetros de dimensión.
Al menos unos 400 feligreses emprendieron viaje desde Tegucigalpa, El Picacho y otras comunidades aledañas para recibir la bendición de la Virgen de Suyapa.
La emoción de Rosario Araujo y su familia no se hizo esperar ya que cada año anhelan con ansiedad esta fecha para rendir honores a la madre de Dios. “Desde principios de año nos preparamos para recibir el mensaje que Dios tiene para nosotros, es una emoción y un orgullo haber nacido en el lugar donde encontraron la imagen de nuestra Santa Madre”, dijo la septuagenaria.
La entrevistada indicó que los festejos del hallazgo de la Virgen continuarán durante el mes de febrero ya que habrá misas en cada hogar católico.
Tributos
Durante la eucaristía, los moradores presentaron diferentes ofrendas en agradecimiento a Dios y a la Morenita porque nunca les ha faltado el pan de cada día.
Hermosas flores, verduras, café y otros productos cosechados en la zona montañosa de El Piligüín fueron ofrendados.
A esto se suma la presentación de la Sagrada Biblia, libro que contiene la guía perfecta e instrucciones precisas de la forma correcta en la que debe de vivir un creyente.
La eucaristía fue presidida por el sacerdote Fede Arbizú, quien agradeció a los presentes por atender el llamado de Virgen de Suyapa. Antes de iniciar con su mensaje, el religioso agradeció a varias personas que hicieron posible la celebración de la santa eucaristía.
“En esta montaña sucedió el encuentro entre María, la madre de Dios representada por una estatuilla rústica de la Virgen, piel morena como la mayoría de nuestro pueblo, rostro halagado, ojos grandes y hermosos”, expresó Arbizú.
El párroco explicó que aunque muchos años han pasado de ese encuentro, la Virgen sigue cerca de sus hijos y los continúa viendo con ojos de misericordia. Arbizú hizo preguntarse a los peregrinos: ¿Qué ve la madre en Honduras?. “Podríamos responder con una actitud pesimista que la madre ve un país violento, lleno de pobreza, con desempleo, con migración, que ve un Estado que ha perdido credibilidad por la corrupción y los vicios repetitivos del poder”, agregó.
El sacerdote aclaró que esa no podría ser toda la verdad puesto que la madre también ve personas comprometidas con la causa de su hijo, gente que lucha cada día desde su identidad y conciencia cristiana por establecer el reino de Dios, es decir la justicia, la paz, la fraternidad, el perdón, el amor y, sobre todo, ve a hombres cuya fe aun en medio de las pruebas de la vida se mantienen firmes y perseverantes.
“Debemos de ser portadores de la luz, sin caer en las polarizaciones, para ser sal y luz de la tierra, basta con sentir el aire de esta montaña, mirar nuestra realidad y ver los ojos misericordiosos de la señora de El Piligüín”, concluyó Arbizú.