Santa Rita, Honduras
“No soporto este dolor, al igual que (el de) otros periodistas, el crimen de mi hijo quedará en la impunidad”, lamentó en medio del llanto Aída Espinal, madre de Herlyn Espinal.
La herida que el 20 de julio de 2014 le abrieron los asesinos de “Pipa”, como cariñosamente le llamaba a su retoño, sigue sangrando en la acongojada madre, que busca consuelo al contemplar los cuadros con las fotos que le dejó su vástago, cuyos restos fueron encontrados ese día en un potrero entre las aldeas de El Chaguitón y La Danta, en el norte del municipio de Santa Cruz de Yojoa.
“Cuando me enteré por las noticias que el sospechoso había quedado libre, se me destrozó el corazón, estoy viendo que la muerte de Herlyn está quedando en el olvido, ya nadie lo menciona como al principio”, lamentó.
Expresó que “me han destrozado, el único señor que estaba detenido por encubrimiento, pues él miró dónde quedó la camisa de mi hijo, lamentamos que en nuestro país no se haya hecho justicia”, expresó.
“Solo esperamos la justicia divina”, dijo mientras abrazaba un cuadro donde aparece su hijo Herlyn.