Honduras

Manos anónimas que usan la capa de la solidaridad

La organización ha beneficiado a 67 mil personas donándoles 5.1 millones de kilos de comida

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15.11.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Durante casi ocho años, su destino era ser descartados o destruidos. Sin embargo, miles de manos solidarias se pusieron la capa de superhéroes, los rescataron y los entregaron a los hondureños que más los necesitaban.

Esas manos son anónimas, pocos las conocen. Pero son las responsables de haber llevado durante todo este tiempo más de 5.1 millones de kilos de comida a hogares necesitados.

A todos esos héroes anónimos los cobija una sola bandera: la del Banco de Alimentos de Honduras (BAH), una organización que busca combatir el hambre en el país, de la mano de 37 aliados estratégicos.

Este proyecto nació de la idea de cinco entidades del sector privado: Sula, Banco Atlántida, Walmart, Dinant y Funazúcar.

La misión del Banco de Alimentos es rescatar y distribuir comida con el fin de reducir el índice de desnutrición en los grupos vulnerables de la sociedad hondureña.

Se estima que en Honduras este flagelo afecta a, por lo menos, dos millones de personas, en su gran mayoría niños menores de cinco años. Es por ello que la misión de esta noble iniciativa es el “hambre cero”.

Presencia

Actualmente, el Banco de Alimentos cuenta con tres agencias en las principales ciudades: Tegucigalpa, San Pedro Sula y Choluteca.

En ellas se aglutinan 115 organizaciones asistenciales que se encargan de distribuir los donativos en 13 departamentos y 20 municipios, en los que se han beneficiado a más de 67 mil personas. Entre los asistidos hay lactantes, niños y niñas, madres solteras, mujeres embarazadas, jóvenes y adultos mayores, todos ellos en riesgo social, extrema pobreza o vulnerabilidad alimentaria.

“Somos parte de la solución de todas aquellas empresas que se dedican a la comercialización, distribución y producción de alimentos, tanto perecederos como no perecederos”, señaló Vanessa Caballero, titular del Banco de Alimentos.

Foto: El Heraldo

Las donaciones

Caballero explicó que los alimentos donados son los que evidencian fallas en su presentación, que su fecha de vencimiento es cercana, que presentan baja rotación o el estado de maduración exige pronto consumo por lo que las empresas que son parte de la iniciativa los donan para que lleguen a los más necesitados.

Una vez que se recolectan los productos son llevados hasta las bodegas donde se pesa y se almacena luego de realizar un inventario para después entregarlo a las organizaciones asistenciales.

Entre estos colaboradores se encuentran sedes de iglesias católicas, orfanatos, albergues u otras organizaciones que aglutinan a personas en riesgo social.

Las donaciones consisten en productos perecederos y no perecederos.

La intervención de los alimentos no perecederos incluye una evaluación para garantizar que no haya abolladuras o roturas que puedan afectar que lleguen íntegros y en perfecto estado al beneficiario final.

Voluntarios, el brazo fuerte

Es en esta parte de la cadena de solidaridad donde entra el papel del voluntariado.

Miles de voluntarios realizan la clasificación de los alimentos, reempacan y limpian aquellos que lo requieren.

Este es un trabajo minucioso que implica la revisión detallada de cada producto que ingresa a bodega.

“Actualmente trabajamos en un programa de nutrición que aplicaremos en 2020 a través del que intentamos capacitar a las señoras que cocinan para que le ofrezcan a los beneficiarios platos nutricionales para que tengan una alimentación sana”, explicó Caballero.

Agregó que, a través de un donante de Estados Unidos, adquirieron una subvención para el acondicionamiento de cuartos fríos y de refrigeración que serán inaugurados la próxima semana en las tres ciudades principales.

“Gracias a esto ya no solo donaremos granos básicos sino también, cárnicos, lácteos, frutas y verduras con lo que completamos el programa de nutrición y le apostamos a reducir más los índices de desnutrición en el país”, apuntó.

Rescate verde

Actualmente, el Banco de Alimentos trabaja en un nuevo programa con el que pretende rescatar alimentos del campo a través de los agricultores y dueños de fincas que desechan verduras y legumbres, ya sea por su tamaño, golpes o cualquier otra razón que les impida ser exportados o distribuidos.

“Por ahora estamos tocando puertas de estos productores para que nos permitan el ingreso a sus fincas y así poder canalizar estos alimentos para que lleguen a las organizaciones asistenciales”, señaló la encargada del BAH.

Además, para el 2020 esperan trabajar con el Centro de Abastos de San Pedro Sula, el mercado principal en Choluteca y la Feria del Agricultor en Tegucigalpa, para que los locatarios donen los alimentos que no vendieron durante el día y así poder rescatar más alimentos y llevarlos a más personas.