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Doctor Nery Felipe Madrid: 'El problema de salud de mi hijo marcó mi vida”

El doctor Nery Madrid tiene 68 años. Nació en Guatemala, pero adoptó la nacionalidad catracha. Estudió en México (UNAM) una especialidad en Medicina de Rehabilitación y fundó esta rama en la UNAH

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15.11.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El destino quiso que naciera en otra tierra, pero él decidió arroparse con la bandera de las cinco estrellas para convertirse en un auténtico hijo pródigo de esta patria. “Mucha gente no sabe que yo no nací en Honduras, pero yo amo a este país”, dice el galeno de elocuente sinceridad, de escasa pero sincera sonrisa y de gran legado.

El reciente homenaje que le otorgó la UNAH resume la herencia que ha construido el doctor Nery Madrid, un hondureño que abrazó por una circunstancia una particular rama. “La enfermedad de mi hijo y la falta de apoyo que encontré hizo que me fuera por ese camino en los estudios”, confiesa el jefe y fundador del Departamento de Medicina de Rehabilitación de la UNAH. Ese episodio de Nery júnior le dio fuerzas para cumplir con un sueño que hoy se ha hecho una realidad.

“Es una de las grandes satisfacciones de mi vida”, relata el hombre de esos 68 años bien vividos que traen consigo una historia digna de contar en TicTac.

Entre sus canas y su chapa de tranquilidad, se esconde un ser humano que “de niño era súper travieso y era el que daba guerra en la casa, aunque en aquellos tiempos a uno lo enderezaban a puro fajazo, ja, ja”. Hoy no da guerra en la casa, da soluciones a esas personas con necesidades especiales...

Doctor, un gusto que nos reciba en su oficina en la UNAH. ¿Cómo es eso que no nació en Honduras?
Yo nací en Guatemala, en una población fronteriza que se llama Bananera, Morales (Izabal) y que es colindante con la parte de Cortés. Mi niñez la pasé en los campos bananeros de Honduras y Guatemala, en esos tiempos la frontera era como cruzar la puerta.

¿Pero con qué país se identificaba más de niño?
Mi papá pudo decidir registrarme en los dos lados, pero dejó que yo tomara la decisión y yo me decidí por la nacionalidad hondureña. Parte de mi primaria la hice en Guatemala y el resto acá junto con la secundaria.

¿Qué le hizo decidirse por Honduras?
Creo que algo que lo marca a uno la vida es cuando ya entra a la secundaria, la hice en el colegio San Francisco de Tegucigalpa e indudablemente todo eso influyó. Cuando se llega a esa fase de la adolescencia, uno ya va pensando hacia dónde están sus preferencias y me decanté por Honduras.

Hablando de su juventud, ¿de muchas o pocas novias?
Yo era una persona bastante tímida, no era tan fiestero, me gustaba estar en la casa y leer. Mi primera novia la tuve a los 14 años y me casé a los 28. Solo tengo dos hijos (un varón y una mujer) y este año estoy cumpliendo 40 años de casado (denos la receta, doctor, ja, ja, ja).

¿Siempre tuvo claro que solo quería tener dos hijos?
Siempre pensé así, a pesar de que nuestra familia no era muy numerosa. Incluso que ahora lo pienso, sigo creyendo que dos hijos es un buen número, es lo ideal. Al tener familias numerosas se hace más cuesta arriba.

Ya como jefe del Departamento de Medicina de Rehabilitación de la UNAH, con los alumnos de la carrera de Terapia Funcional.

Ya como jefe del Departamento de Medicina de Rehabilitación de la UNAH, con los alumnos de la carrera de Terapia Funcional.

Doctor, ¿qué hechos han marcado su vida?
Hubo un hecho que marcó mi vida: cuando nació mi hijo tuvo una hipoxia neonatal y tuvo un retraso de desarrollo. Cuando buscamos ayuda en Honduras, no había porque nadie conocía la especialidad. Eso me inclinó a estudiar la especialidad que ahora tengo.

¿A qué se debió el problema de salud de su hijo?
Estuvo 46 días en incubadora y ese oxígeno le dañó el nervio óptico. Conforme fue creciendo se fue haciendo un poco más torpe y todo. Tuvo algunos incidentes en la escuela, por ejemplo se subía al bus y atropellaba porque él no sabía que estaba allí el otro compañero. En Estados Unidos nos dijeron que el niño estaba bien, el problema es que no había estimulación, entonces recomendaban que lo hiciera en Honduras.

¿O sea que por la situación de su hijo se inclinó por la rama de la rehabilitación?
Así es y por eso no me arrepiento. El problema de mi hijo marcó mi vida, creo que fue una indicación de Dios, que me dijo: e_SDLqVete por aquíe_SDRq. Viajé a México a sacar mi especialidad y cuando vi la efectividad de los procesos allá, dije: ‘Esto es algo que debo hacer al regresar a Hondurase_SSRq. Allí también hay otro momento que marca mi vida, cuando decido que debo abrir una carrera en Honduras que permita formar elementos. En ese momento ni se soñaba acá con carreras técnicas en el área de la salud.

En julio arranca la carrera de Terapia Funcional, ¿pero que tal esa anécdota con una norteamericana?
Eso fue cuando conocí a Susan Church (directora de un programa de ONG)... A veces hasta vergüenza me da porque fue una experiencia cómica. Cuando la conocí en la Peatonal le pregunté que si era una gringa buena o una gringa mala. Me acuerdo que se puso bien roja y me dijo: e_SDLqConózcame, doctor, y después hablamose_SDRq. Al sol de hoy es como una madre para este programa, ha sido como un ángel para todo lo que tenemos acá.

¿Por qué fue determinante Susan Church?
Con ella y una terapista holandesa trajimos profesores de México y Estados Unidos. Yo me multiplicaba e incluso de mi salario pagaba algunas estadías de estas personas. Yo no lo sentí como sacrificio porque yo tenía un trabajo extra en el Seguro Social y el apoyo de mi esposa... Creo que fue una inversión para el país, fue como una retribución.

El doctor Nery Madrid junto a su madre. Sus padres son guatemaltecos.

El doctor Nery Madrid junto a su madre. Sus padres son guatemaltecos.

Ver este proyecto hecho una realidad es una gran satisfacción para usted, ¿eh?
Indudablemente. Ese es quizá una de las satisfacciones más grandes que como ser humano tengo, el hecho de ver plasmado aquello que nació por una necesidad familiar, pero que con el tiempo se convirtió en algo de beneficio para todo el país. Ese fue uno de los triunfos profesionales más grandes.

¿Cuáles son sus otras pasiones aparte de la medicina?
Ja, ja, ja, por ejemplo en la parte deportiva me gusta mucho el fútbol. Soy azul, puro Motagua de corazón, pero no me gusta esconder pelotas cuando el partido me conviene que se retarde, tampoco la mucha protesta, ni que el portero se tire y empiece a fingir lo que no tiene. No me gusta que mi equipo gane así. Lo miro en todos los clubes de acá.

O sea que le importa mucho el cómo ganar...
Sí. En el partido contra el Saprissa escuchaba a las televisoras externas hacer crítica hacia nuestro entrenador porque ya había como una imagen del hombre de que hacían esto y esto sus jugadores... eso deja una mala imagen, yo creo que se tiene que ser honesto en la vida.

¿Y es de los aficionados que va al estadio o no?
Fíjese que anteriormente con mi esposa y mi suegro íbamos mucho, pero a raíz de un incidente dejamos de ir. Nos sentábamos en Sombra Sur y un día vimos un incidente: alguien tiró agua, el que recibió el agua vino airadamente a buscar al culpable, agarró al primero que tuvo a mano y le pegó una golpiza. Le dije a mi suegro: “Nunca más volveremos porque en la próxima podemos ser nosotrose_SDRq. Dejamos de ir, pero le puedo decir que nosotros no éramos Motagua de radio, sino Motagua de estadio.

¿Cuál fue el título de Motagua que más disfrutó?
Híjole, varios. Era una alegría cuando le ganábamos al Olimpia. Antes todo mundo salía contento del estadio, pero ahora hay que cuidar las espaldas. También era fanático de ir al Lempira Reina a ver béisbol. Daba gusto estar viendo el partido y estar escuchando los comentarios por la radio de Raúl Agüero, Lezama y César Quezada.

Para ir finalizando, ¿por qué ha llorado en la vida?
Ah... he llorado por la salud de mi hijo, por algunas situaciones personales y he llorado de alegría por algunos triunfos en este proceso en la universidad. Lo de Nery me tocó, sobre todo, el no haber encontrado esa ayuda, sin embargo sentí alegría por el hecho de que al final la encontramos en México y él salió adelante. él estudió Periodismo.

Usted tiene pinta como de enojado, ¿es así o no?
Soy muy tranquilo, pero cuando me enojo sí... rara vez me enojo, pero cuando lo hago, sale mi otro yo. Lo que más me molesta es la impuntualidad y la tenemos mucho los hondureños. Eso es parte de nuestro patrón cultural: ser impuntual y dejar las cosas a medias. Creo que parte del éxito profesional que he tenido es porque he podido marcar una pauta con los empleados y pienso que el respeto es esencial...