TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Entre la disputa o conquista de nuevas tierras, el Instituto Nacional Agrario (INA) ha identificado, hasta ahora, más de 11,700 hectáreas que fueron invadidas por supuestos grupos campesinos.
Las autoridades aseguraron que la toma ilegal de tierras, muchas de ellas propiedad de la empresa privada, se agudiza en tres departamentos.
Las cifras oficiales señalan que en Colón, donde se arrastra un conflicto agrario desde hace 30 años, hay 6,820 hectáreas invadidas; en Choluteca hay 3,380 hectáreas invadidas, de las que unas 2,500 están en poder de activistas del Partido Libre, y en Yoro se identificaron 1,500 hectáreas afectadas.
En el listado también aparecen cientos de hectáreas de tierras invadidas en Cortés, sin embargo, el Departamento de Catastro del INA determinó que los conflictos en esta región se deben a confiscaciones de parcelas ejecutadas por la Oficina Administradora de Bienes Incautados a narcotraficantes.
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Rafael Alegría, subdirector del INA, señaló al Estado como principal responsable para revertir las usurpaciones de propiedades, ya que tanto la empresa privada como el sector agrícola están en las condiciones de adquirir tierras, no obstante, se debe investigar cómo se adquirieron.
“Deben garantizar el apoyo al sector empresarial, pero también reforzar los derechos fundamentales para los campesinos”, expresó el funcionario. Los productores agrícolas cuestionaron la forma en que los campesinos se apoderan de las propiedades privadas.
“No estoy de acuerdo con lo que he visto, están invadiendo tierras heredadas y fincas en producción de personas que se mantienen luchando”, cuestionó Dulio Medina, presidente del Programa Nacional de Desarrollo Agroalimentario.
Ante la preocupación e incertidumbre que han generado las invasiones de tierras, debido al impacto negativo que puede generar en la economía del país, los productores e instituciones agrícolas exigen al gobierno, empresas privadas y campesinos a trazar una ruta.
“Entre ellos deben diagnosticar qué tierras están habilitadas, desoladas o abandonadas, para que puedan dar uso de ellas, así no buscarán invadir a familias en plena producción”, recomendó Medina.
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