El nuevo presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, ratificó ayer su compromiso de devolver la paz al país, combatiendo de frente al crimen organizado y la corrupción y promover una vida mejor para los hondureños. Llamó a todos los sectores a la unidad, a trabajar por Honduras.
El reloj marcaba exactamente las diez de la mañana cuando Hernández inició su discurso inaugural de su gestión.
Durante los 48 minutos de duración del discurso expuso frases de agradecimiento, principales ejes de su plan de gobierno y compromisos con el pueblo hondureño, definió advertencias y reglas en su gestión.
En sus primeros cuatro minutos agradeció a Dios, a su familia, al noble pueblo hondureño, a los nacionalistas por llevarlo al poder.
En dos minutos y medio ratificó compromisos, como tema prioritario expuso en diez minutos lo que hará para devolver la paz y seguridad al pueblo.
Reafirmó en tres minutos su compromiso de fortalecer la promoción de inversiones y generación de empleo. En el resto expuso cómo fomentará la educación, vida mejor, combate a la corrupción y la unidad.
A continuación se reproduce el discurso íntegro del nuevo presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández:
“Ante todo, agradezco a Dios haberme dado la oportunidad de servirlo a él y a Honduras con humildad. Acepto esta responsabilidad, solicito su guía, acepto su sabiduría y juro seguir sus dictados a través de mi conciencia, en todos los actos de mi gobierno.
Agradezco de corazón a mi padre Juan Hernández Villanueva, ya fallecido, y a doña Elvira, mi madre. A Ana, mi esposa, que creyó en mis principios y valores, que ha estado conmigo, que ha caminado, marchado, corrido, que ha sido y es el bálsamo de mis tristezas y alegrías. Gracias, Ana.
A mis hijos Ivone, Juan Orlando, Daniela e Isabela, gracias por su comprensión y paciencia. A todas y todos mis hermanos, a toda mi familia por su confianza, apoyo y solidaridad. Les agradezco.Han sido el sustento de mis esfuerzos, mi voluntad y mi inspiración.
Un reconocimiento especial al pueblo hondureño por su confianza y su fe en la democracia.
A este pueblo me debo por su mandato claro y sagrado que he recibido, porque la voz del pueblo es la voz de Dios.
Gracias a mi partido, el gran Partido Nacional de Honduras. Gracias a todos los líderes y dirigentes de base que se encuentran más unidos y esperanzados que nunca, sin cuyo apoyo no estaríamos hoy aquí. Gracias a los mandatarios y representantes de países amigos que nos acompañan, así como a todos aquellos que han manifestado sus felicitaciones y reconocimiento.
Muchas de las naciones y organizaciones que ustedes representan enviaron observadores que fueron testigos de la libertad y transparencia en que se realizó el pasado proceso electoral, muchas gracias. Mi reconocimiento a todos los que fueron a las urnas, independientemente de por quién votaron, porque son testimonio de nuestra común vocación democrática y de unidad para lograr nuestros sueños. Una Honduras en donde todos cabemos y todos contamos.
Agradezco a todas mis maestras y maestros ejemplares de kínder, primaria, media, universidad y post grado que me formaron y que me inculcaron mi amor por Honduras, y que me enseñaron la Oración del Hondureño, del ilustre poeta Froylán Turcios:
“¡Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací! Fecunden el sol y las lluvias sus campos labrantíos; florezcan sus industrias y todas sus riquezas esplendan magníficas bajo su cielo de zafiro.
Y no olvidaré jamás que mi primer deber será, en todo tiempo, defender con valor su soberanía, su integridad territorial, su dignidad de nación independiente; prefiriendo morir mil veces antes que ver profanado su suelo, roto su escudo, vencido su brillante pabellón”.
Compatriotas, invitados todos:
Durante la campaña electoral expuse con claridad mis principios y asumí con firmeza compromisos con el pueblo hondureño.
Hoy estoy aquí para ratificar esos compromisos. Para decirle a los hondureños, que hoy mismo empezamos a cumplir. Que consultaré e informaré al país un día sí y otro también sobre qué hacemos y cómo lo hacemos en beneficio del pueblo, de los trabajadores y campesinos, los que pertenecen a organizaciones y los que trabajan por su propia cuenta, en las ciudades y aldeas, y tierra adentro, en el interior profundo de Honduras.
Seguridad
Compatriotas: señalé durante mi campaña: Yo, Juan Orlando Hernández, voy a hacer lo que tenga que hacer para devolver la paz y la tranquilidad al país, dentro de la ley y con el apoyo del pueblo hondureño. En los próximos meses se reducirán más los homicidios y los actos de violencia, igualmente bajará la incidencia de la extorsión y la del tristemente famoso “impuesto de guerra”.
Habrá mayor presencia de la Policía Nacional y de la Policía Militar en las calles y en el transporte. Se reclutarán y capacitarán más efectivos para ambas fuerzas. Y el día de hoy entrará en operación la Fuerza TIGRES.
Todas estas operaciones serán coordinadas y comandadas por la fuerza de tareas interagencial, y empieza hoy a tomar acciones. A los delincuentes se les acabó la fiesta. ¿Quién dijo miedo?
De inmediato se acelerará la depuración, certificación y fortalecimiento de todos los operadores de justicia: Policía, Ministerio Público y jueces.
Con las decisiones legislativas que ya tomamos en el Congreso y Consejo Nacional de Defensa y Seguridad anteriores, comenzaremos de inmediato las más amplias consultas y solicitaremos el asesoramiento de la Unión Europea, Estados Unidos y otras naciones amigas para articular nuestra política integral de seguridad, en un mismo propósito y una única estrategia, las acciones de prevención, de represión, política carcelaria y de rehabilitación.
Todo esto, dentro de una modernización importante del enfoque participativo de la comunidad, y de las iglesias previniendo el delito y fortaleciendo una cultura de promoción de los derechos humanos.
Tres puntos fundamentales. El primero: siento que Honduras debe restablecer, con madurez y sabiduría, el equilibrio. Por una parte, debemos proteger a toda la sociedad, y los derechos y libertades de todos, y por otra parte debemos asegurar un tratamiento justo de los delincuentes, que respete íntegramente sus derechos humanos y busque su reinserción. Pero debemos encontrar formas de protegernos y proteger a nuestras familias de los delincuentes que reincidan una y otra vez.
Necesitamos discutir este tema en el contexto del respeto de los derechos humanos de todos, incluyendo las víctimas, con la decisión inquebrantable de dar paz y seguridad a la sociedad.
El segundo: el Estado hondureño tiene el deber de garantizar la seguridad de sus ciudadanos y de su territorio, y debe organizarse para hacerlo y destinar los recursos que sean necesarios para conseguirlo.
Esto implica también proteger a los familiares de todos los operadores de justicia, con programas de vivienda y otros incentivos incluyendo salario diferenciado, brindándoles la protección necesaria frente a la extorsión, el chantaje, las amenazas y aún la muerte.
Pero debemos tener claro también que la propia sociedad necesita colaborar. Debemos desarrollar conjuntamente la cultura de la “denuncia segura”, que nos permita facilitar la tarea de combatir el delito sin poner en riesgo a quien lo denuncia, junto con otras prácticas que aseguren la más amplia participación de los ciudadanos en la gestión de la propia seguridad.
Tercero, finalmente. Honduras pasa por uno de los momentos más difíciles de su historia en materia de seguridad, por aquí pasa el 80 por ciento de la droga que va para Norteamérica, dejándonos una estela de muerte, corrupción, impunidad y dolor que es intolerable, por eso hemos iniciado conversaciones con el presidente Juan Manuel Santos de Colombia y el presidente Enrique Peña Nieto de México, así como con los demás presidentes de Centroamérica para aumentar la colaboración entre nuestros países.
Siento que necesitamos enfocarnos más en la incidencia de la droga, el narcotráfico, el crimen organizado y el lavado de activos sobre la inseguridad y el delito en Honduras.
Aproximadamente, 7 de cada 10 homicidios están vinculados con la droga. Si no existiera el problema de la droga en Honduras, no estaríamos entre los países más violentos del mundo.
Personalmente tengo muy claro que cualquier política que establezca Honduras para combatir la inseguridad debe tener como eje fundamental el combate a la droga, el narcotráfico, el crimen organizado y el lavado de activos.
En consecuencia cero tolerancia. Así como lo escuchan y punto.
Porque la mayor parte de la droga se produce en el sur y se consume en el norte. Sin un sur productor y un norte fuertemente consumidor, el volumen de droga que pasa por Honduras sería apenas una pequeña parte de lo que está pasando hoy.
Sin embargo, al mismo tiempo nos parece un asunto de doble moral, que mientras nosotros ponemos los muertos y peleamos con escasos recursos propios, el tema de la droga para Norteamérica sea solo un tema de salud para su pueblo, mientras que para los hondureños y el resto de los hermanos centroamericanos es un asunto de vida o muerte.
Ha llegado la hora que todos los países productores, consumidores y de tránsito, aceptemos que la solución de este problema pasa por obtener resultados efectivos derivados del principio de responsabilidad común-compartida pero diferenciada de los gobiernos, que debe guiar sus decisiones políticas y sus acciones.
Para ello iniciaremos una ofensiva diplomática para obtener estos resultados.
Bajo este principio agradecemos muy especialmente a los presidentes de Colombia, México y Centroamérica por su decidido apoyo en esta materia.
Al mismo tiempo, invitamos al gobierno del presidente Barack Obama y al Congreso de los Estados Unidos, que reconozcan este principio de responsabilidad común-compartida para trabajar en conjunto.
Inversiones y empleo
Hermanas y hermanos hondureños e invitados del mundo, en otra materia:
Me comprometí con la promoción de inversiones y la generación de empleo. En breve estaremos informando en detalle de los avances ya consolidados en materia de inversiones extranjeras y nacionales, privadas y públicas en los sectores agrícola, agroindustrial, industrial y de servicios.
Diremos cuáles son, a cargo de quiénes están, en qué parte de nuestro territorio se ubican, en qué momento inician y con qué ritmo avanzarán. Informaremos a quiénes benefician y cuántos puestos de trabajo se van a crear.
Ya hemos trabajado con los inversionistas, y los medianos y pequeños productores y construimos con ellos los planes inmediatos. Ya reservamos los recursos en el Presupuesto Nacional aprobado por el Congreso con los que el Estado apoyará el desarrollo de los proyectos comprometidos en materia de palma aceitera, caña de azúcar, granos básicos, ganadería y riego.
En materia de empleo ya empezamos a cumplir. Además de los recursos para las inversiones que mencioné, reservamos los necesarios para el programa “Con Chamba Vivís Mejor”. He dado instrucciones para que se comience de inmediato con la incorporación de los nuevos trabajadores y trabajadoras que corresponden al primer mes del programa.
Empezando mañana martes 28 de enero, dará inicio el ingreso de 25,000 hondureñas y hondureños que accederán a nuevos empleos por ese programa el presente año, para un total de 100,000 en los cuatro años de este gobierno.
El programa “Con Chamba Vivís Mejor” ha recibido el apoyo de buena parte del sector empresarial a quien agradecemos mucho, y continuaremos conversando con el sector privado en busca de mecanismos que permitan perfeccionarlo y ampliarlo. Y ya esta dando resultados.
Vida Mejor
Hermanas y hermanos hondureños, amigos que nos visitan:
Comprometí ante el pueblo hondureño que durante este gobierno invertiría recursos suficientes para mejorar las condiciones de vida de las 800,000 familias más pobres de Honduras.
En nuestro territorio coexisten dos Honduras. Una Honduras con millones de compatriotas sin oportunidades, que viven con menos de un dólar diario, que no tienen vivienda
digna; sin letrina o baño, sin agua potable, con piso de tierra. Con paredes de plástico, casi a la intemperie, los niños no tienen acceso a una educación.
Hay también otra Honduras: la de las
minorías que viven sin problemas, cómodamente, con buenas viviendas, todos los servicios, con acceso a educación de calidad, buena atención de salud.
Y eso está bien pero el problema es que la gran mayoría no vive en esa Honduras y eso nos coloca entre los países mas desiguales del mundo.
El papa Francisco dijo recientemente:
“Si un hombre muere de frío en una plaza o numerosos niños mueren de hambre, eso entra en la normalidad, y el mundo no se escandaliza, pero si la bolsa de valores baja 10 puntos es una tragedia mundial”. No podemos seguir indiferentes ante semejante injusticia. Miles de hondureños emigran cada año hacia Estados Unidos en busca de trabajo y de oportunidades, y pasan por las peores dificultades.
Por eso queremos trabajar junto con el gobierno mexicano para ayudarlos, darles seguridad en esa ruta, recientemente platicamos con el presidente Peña Nieto para la colaboración entre países hermanos y el apoyo a nuestros héroes anónimos, los migrantes y garantizar una verdadera atención a nuestros héroes anónimos en nuestros consulados de México y Estados Unidos.
Les propongo que construyamos una sola Honduras para todos, una Honduras de oportunidades, de igualdad y de hermandad, una Honduras solidaria.
Vamos a cambiar radicalmente la situación social de Honduras. Porque es clave para la justicia social, debemos hacerlo bien, sin prejuicios, sin colores partidarios y sin desperdiciar un lempira.
A través del programa Vida Mejor, complementario del bono 10 Mil, las niñas y niños de esas 800,000 familias irán a la escuela, recibirán su merienda escolar y atenderán su salud.
Vivirán en hogares que, aunque humildes, serán cada vez más dignos, con ecofogones, pisos de cemento, techos seguros, filtros de agua, letrinas y huertos familiares, con acceso a capacitación para el trabajo de los jóvenes y adultos, y para la organización de sus propias actividades económicas.
Aprovecho la oportunidad para invitar a los países amigos, organismos internacionales de cooperación, a que sigan de cerca esta extraordinaria e innovadora experiencia hondureña y nos apoyen para masificarla.
Buscaremos la solidaridad de todos, no será un regalo, se convierte en la primera política coherente e integral de protección social del país, con la protección y apoyo de las familias más pobres como un instrumento formidable de igualdad de oportunidades y de movilidad social.
Será una política progresista y justa de protección social que llevará a todos los hondureños a disfrutar los beneficios de la previsión social. Ya que este país necesita que la gente que ha trabajado toda la vida tenga derecho a disfrutar de una vejez tranquila y segura con una jubilación, servicios médicos suficientes y una vivienda.