En la lucha contra el covid-19 la estrategia es la misma, la única diferencia es que el enemigo es invisible y se ha convertido en un conflicto constante que nos orilla a pelear mientras intentamos acoplarnos a la “normalidad”.
El retorno a clases a partir de este jueves en unos 133 centros educativos públicos de 51 municipios es parte de esa “normalidad”, aunque existe zozobra entre los padres de familia y hasta los mismos docentes.
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La Secretaría de Educación estableció una “Estrategia para el Retorno Seguro a los Centros Educativos Gubernamentales y No Gubernamentales ante la Crisis de la covid-19”, pero no queda completamente claro ¿cómo le hará para abastecer de equipo de bioseguridad a casi 18 mil estudiantes y unos mil docentes?, sin contar al personal de administrativo y de limpieza.
El documento menciona que será Educación la encargada de proveer los insumos (mascarillas, gel, jabón líquido, cloro, bolsas de basura, papel toalla y termómetros), sin embargo, EL HERALDO conoció que existen centros que ya iniciaron clases semipresenciales y son los mismos padres de familia los que deben comprar el equipo de bioseguridad o envían a los escolares a la mano de Dios, lo que a la larga podría ocurrir en los 133 centros seleccionados.
El pasado 23 de agosto, el ministro de Educación, Arnaldo Bueso, publicó en sus redes sociales que habían recibido 25 mil mascarillas de 250 mil que enviarían a los centros educativos, pero no habló del resto de equipo de bioseguridad o cada cuánto tiempo enviarían ese lote. En entrevista con medios de comunicación, afirmó que el retorno era voluntario, que Educación corroboró que los centros llamados a retornar cumplen las condiciones hidrosanitarias y están en municipios donde el índice de riesgo es de cero a tres por ciento.
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En este sentido, Educación incluyó a 12 centros de Francisco Morazán y nueve de Cortés, dos de los departamentos con más casos de covid-19.
Aunque Educación señala que se trata de 141 centros que este jueves retornan a clases, el listado al que accedió EL HERALDO contiene únicamente 133 escuelas y colegios.
“Si los padres deciden enviar a sus hijos a los centros educativos les vamos estar esperando con los brazos abiertos y la bioseguridad necesaria, más la aplicación de la estrategia de retorno seguro a clases”, dijo.
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Gasto extra
Las clases para Dailin Melissa Mendoza iniciaron hace casi dos meses en una escuela de la colonia Nueva Capital, en el Distrito Central. Los docentes y padres de familia acordaron volver a las aulas para que los estudiantes aprendieran más, pero las autoridades se eximían de cualquier responsabilidad.Martha Sánchez, madre de la menor, comentó que firmaron un documento y que -exactamente un mes y 22 días- varios de los compañeros de su hija se han infectado del virus.
“Yo siento temor que mi hija se contagie. Yo a ella le digo que se acuerde de la distancia”, comentó con preocupación la hondureña.
Sánchez contó a este rotativo que semanalmente gasta aproximadamente 70 lempiras en equipo de bioseguridad para su hija, lo que incluye cinco mascarillas, un bote de jabón líquido de 500 mililitros y un bote de gel para manos de 240 mililitros.
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Proyecciones realizadas por este rotativo muestran que en un estudiante promedio se gastaría al menos 60 lempiras en ese mismo equipo, tomando en cuenta que el costo de cada mascarilla sea de un lempira. Ese gasto temen que recaiga en las familias de los 17,388 alumnas y alumnos que vuelven a las aulas este jueves, lo que a nivel global representa 1,043,280 lempiras por semana en caso de salir de las arcas de Educación.
A lo anterior se le sumaría cada semana la compra de un galón de cloro, guantes para un comité de bioseguridad de tres personas (pueden ser más), dos rollos de papel toalla y un paquete de 15 bolsas de basura para la escuela. En cifras: casi 315 lempiras por escuela, o no menos de 42,000 lempiras en productos de limpieza para el grupo de centros del listado.
Sumen a la factura 600 lempiras por al menos un termómetro para tomar la temperatura a los estudiantes.
En total, hay que disponer de un presupuesto que no baje de 1,085,000 lempiras a la semana para mantener la semipresencialidad en las escuelas seleccionadas. Estas cifras fueron proyectadas semanalmente, pero el plan de retorno establece la semipresencialidad, es decir, que el niño o la niña no necesariamente irá todos los días.
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Pilotaje
El ministro de Educación afirmó que el plan de retorno a clases es un pilotaje y que puede significar que otros centros no seleccionados realicen -en su momento- el mismo ejercicio o llamen al cierre por el repunte de casos.Precisamente esto es lo que cuestionan varios dirigentes magisteriales, sobre todo porque se está realizando cuando apenas faltan dos meses para que termine el año lectivo.
El dirigente del Colegio Profesional Unión Magisterial de Honduras ( Coprumh), Daniel Esponda, afirmó que no están en contra de regresar a clases, “de lo que estamos en contra de poner en riesgo a los niños y a nuestros compañeros docentes”, reclamó.
Fidel García, presidente del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras ( Copemh), por su parte, mencionó que hay un precedente y que no funcionó porque los mismo directores están pidiendo el cierre de los centros por los casos de covid-19.
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EL HERALDO evidenció el pasado 16 de agosto que varios centros educativos estaban dando clases sin tener las condiciones de bioseguridad.
“Desde antes del llamado que está haciendo Arnaldo Bueso ahorita, alrededor de un 70% u 80% de los centros educativos han tenido que cerrar de nuevo”, dijo, al afirmar que unos 5,000 centros (entre públicos y privados) estaban dando clases.
“El ejemplo claro es lo que pasó en Reitoca (Francisco Morazán), que falleció un docente y un padre de familia”, lamentó. Además, destacó el caso de Ocotepeque, uno de los sitios con más docentes inmunizados, ya que muchos realizaron turismo de vacunas en El Salvador, lo que permitió el retorno a clases, pero por el brote de casos el 70% volvió la virtualidad.
Educación afirmó que ya hay 47 mil docentes vacunados, pero el 43% tiene apenas una dosis de AstraZeneca.