SAN BUENAVENTURA, HONDURAS.- El refrescante olor a pino producido por la verde foresta da la bienvenida al apacible y acogedor poblado de San Buenaventura.
Situado en el centro del departamento de Francisco Morazán, con sus 1,203 metros de altitud sobre el nivel del mar, presume un clima envidiable que invita a los foráneos a visitar sus angostas callejuelas, impregnadas de mucha tranquilidad.
Vestigios de antiguas construcciones de adobe y teja, viviendas edificadas en los inicios del siglo XX, le dan un toque atractivo al encantador municipio.
San Buenaventura está ubicado a 26 kilómetros de la capital de la República, Tegucigalpa; sobre la carretera CA-5 hacia el sur del país hay que recorrer 20 kilómetros hasta el desvío, que después de seis kilómetros más de camino te deja en el casco urbano del pueblo, en un viaje que dura cerca de 40 minutos.
Tranquilidad al máximo
Con menos de 1,000 habitantes es un lugar que está desprovisto del bullicio y mucho menos del tráfico vehicular, característico de las grandes ciudades del país.
En cambio el perenne silencio sólo es interrumpido por el canto de las aves de corral y los pájaros que anidan en los frondosos árboles que adornan las calles y alrededores de San Buenaventura.
En los alrededores del pueblo se puede practicar senderismo que te llevará a introducirte en verdes montañas de pinos, encinos y robles, y con ello la oportunidad de respirar aire fresco y puro.
Parque eólico
A unos pocos kilómetros del casco urbano, imponentes torres eólicas le dan un toque modernista al verde paisaje de San Buenaventura.
Es otra de las opciones para hacer turismo. Contemplar el parque eólico en sus distintas etapas le ha dado al turismo de este acogedor sitio una alternativa de distracción, pues los visitantes pueden caminar por la zona mientras disfrutan del clima fresco.
Al menos tres grupos de estos gigantes de hierro fueron edificados en las colinas cercanas al casco urbano del municipio, hasta donde se puede llegar en vehículo o a pie.
Hermosa cascada
Pero si sus gustos son otros, San Buenaventura tiene más opciones para el esparcimiento familiar.
Ubicada en los linderos de una propiedad privada está la cascada de La Chorrera, en las afueras de este poblado.
Agua fresca que desciende desde las montañas que rodean San Buenaventura, entre árboles de encino y roble, es un atractivo para poder disfrutar a cualquier hora del día.
Con casi diez metros de altura desde su inicial caída, esta cascada se ha convertido en el refugio de cientos de turistas, principalmente en las épocas de calor en la capital y en el mismo San Buenaventura.
En todo el cauce del pequeño riachuelo se podrá encontrar con varias pozas de agua cristalina, aún en tiempos de lluvia, pero su mayor encanto, y por mucho, es la cascada La Chorrera.
Aunque dicho atractivo está dentro de una propiedad privada, sus dueños no cobran un solo lempira por entrar; un pedido verbal para ingresar es suficiente para poder disfrutar de la cascada, así como de las demás pozas del afluente.
Seguridad
Para quienes viven en esta pequeña comunidad del centro de Francisco Morazán, los días pasan sin mucha novedad.
La hechos de violencia son casi mínimos y aislados, razón por la que sus habitantes llevan una vida sin el estrés de la inseguridad generalizada que abate al país.
“Aquí vivimos tranquilos por el momento, no tenemos problemas de delincuencia”, comenta doña Kenya Garay Andino, una nativa de este municipio.
Y es que no hay mucho que investigar para notarlo. El cerco perimetral que protege su casa son endebles postes de madera y alambre de púas es lo único que protege la vivienda en donde habita con sus hijas gemelas, Diana y Riccy, y sus demás familiares.
¿Cómo llegar?
Para los que deciden visitar el pueblo utilizando el transporte público, es muy fácil. En la séptima avenida de Comayagüela está la terminal de buses que lo llevarán -luego de un viaje de unos 40 minutos- hasta San Buenaventura.
Los pasajes no superan los 30 lempiras desde la capital hasta el destino final. Este pequeño rincón catracho se ha convertido en los últimos años en una opción para hacer turismo interno, a falta de algunas cosas como oferta hotelera o variedad de restaurantes, pero es una alternativa para poder salir de la rutina de las ciudades, con poco dinero tendrá unas horas de tranquilidad aseguradas.