TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En entornos desafiantes cientos de niños hondureños reciben el pan del saber, enfrentándose cada día a la dura realidad de tener que estudiar bajo la sombra de la carencia de infraestructura educativa.
Para las autoridades de la Secretaría de Educación, no es más que un sobrio recordatorio de la crisis educativa por la que atraviesa el país.
EL HERALDO conoció, a través de la solicitud de información SOL-SDE-3745-2024, que más del 54% de los centros educativos hondureños carecen de al menos un servicio público esencial.
De los 12,000 centros educativos en el país, unos 6,495 carecen de acceso a agua potable, electricidad, aguas negras u otro servicio básico.
Para ser precisos, un total de 2,015 centros educativos funcionan sin agua potable, mientras que 4,481 no disponen de energía eléctrica, sumergiendo a miles de estudiantes a condiciones precarias que limitan su aprendizaje.
Olancho, conocido por su extensión geográfica, lidera las estadísticas en números brutos, con más de 600 escuelas sin electricidad y 239 sin agua potable (839 en total).
En El Paraíso, 725 centros educativos claman por la intervención urgente de las autoridades debido a la falta de electricidad en 524 escuelas y la ausencia de agua potable en 201 de ellas.
En Yoro, el 63.22% de los 946 centros educativos reportan carencias severas, con 150 escuelas sin agua potable y 448 sin electricidad.
Choluteca es el cuarto departamento con más problemas: 213 centros educativos carecen de agua y 284 no tienen acceso a electricidad.
Francisco Morazán, a pesar de ser uno de los departamentos más desarrollados, no se escapa de esta cruda realidad con 320 escuelas sin electricidad y 171 sin agua potable entre sus 1,200 centros educativos.
Oídos sordos
Uno de los muchos ejemplos de esta realidad educativa es el Centro Educativo Básico Gubernamental Esteban Guardiola de la aldea San Juan de Río Grande, Francisco Morazán.
Pese a las múltiples peticiones, sigue en el abandono por las autoridades.
“Son varios los factores que dificultan el aprendizaje de los niños, uno de ellos es la falta de energía eléctrica y el pésimo estado de la infraestructura, la escuela se está cayendo, no tiene puertas ni ventanas”, comentó a este rotativo Julio Portillo, director y único maestro de la escuela.