Con lágrimas rodando por su rostro, con una voz entre cortada y melancólica, una humilde hondureña denuncia que elementos de la Policía Municipal de San Pedro Sula, al norte de Honduras, le decomisaron su puesto de baleadas para poder llevar alimento a su familia.
“No es justo lo que están haciendo conmigo, porque yo soy una mujer luchadora. Este es mi trabajo, pero yo no sabía que es un delito trabajar”, expresa la luchadora mujer mientras se limpia las lágrimas de sus pupilas.
De acuerdo a la vendedora, identificada como Karla Euceda, los municipales habían llegado la primera vez hasta la mediana del bulevar de la colonia los Arcos de la ciudad industrial a pedirle que levantara sus cosas y se fuera.
Sin embargo, la necesidad la obligó a volver y en cuestión de segundos, los policías de la Alcaldía de San Pedro le decomisaron el puesto e incluso la masa de las baleadas que hacía para vender.
“Se portan bien groseros (los municipales). A mi esposo lo golpearon también. Él no quería que se llevaran la carpa. Él sabe cuánto nos ha costado las cositas a nosotros”, narró la ciudadana.
De acuerdo a la agredida, la municipalidad realizó el decomiso a raíz de la denuncia de una extranjera que no la quiere ver trabajando en la zona.
Ante la situación, Euceda dijo que dejará de trabajar en el lugar y buscará un nuevo empleo. 'Voy a ver tal vez alguien me quiere contratar para alguna banda, porque desde luego no me quieren ver trabajando, de seguro quieren que yo me haga delincuente”, lamentó.