Fotografías publicadas en internet por medios de comunicación mexicanos mostraron el camión destrozado a un costado de la carretera y a trabajadores de salud atendiendo a los heridos en el sitio.
Algunos sangraban de la cabeza y había por lo menos un niño en el grupo. Había 81 heridos, según la cifra proporcionada por la Secretaría de Protección Civil del estado de Veracruz, en la costa del Golfo de México.
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La Guardia Nacional de México señaló que el accidenté fue reportado a las 8 de la mañana y que aquellos a bordo eran inmigrantes sin permiso legal que, en su mayoría, venían de Guatemala, aunque también había hondureños y salvadoreños.
Esos tres países conforman la región del Triángulo Norte de Centroamérica, zona de la que proviene una enorme cantidad de personas que huyen de la violencia y pobreza. El conductor del vehículo no había sido localizado, indicó la Guardia Nacional.
Un total de 76 personas fueron trasladadas a hospitales en las localidades de San Andrés Tuxtla y Santiago Tuxtla, que se ubican sobre la carretera en la que ocurrió el accidente. En San Andrés Tuxtla se instaló un refugio temporal para aquellos que sufrieron heridas menores y no requerían de hospitalización.
México ha tomado medidas más estrictas para reducir el flujo irregular de migrantes y solicitantes de asilo que atraviesan su territorio con el objetivo de llegar a la frontera con Estados Unidos, particularmente después de que Estados Unidos amenazó el año pasado con posibles sanciones comerciales.
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El gobierno mexicano señaló que su prioridad es combatir los operativos de tráfico de personas, que a menudo resultan en que personas procedentes de Centroamérica y otros sitios viajen en vehículos hacinados. Dichas condiciones pueden ser peligrosas, debido a que los migrantes son encerrados en semirremolques sobrecalentados.
Las autoridades del país también han tomado medidas para frenar a las enormes caravanas de migrantes y solicitantes de asilo que viajan juntos a pie.
El 23 de enero, unas 800 personas, en su mayoría hondureñas, fueron obligados a abordar autobuses en el estado sureño de Chiapas, después de que las autoridades pusieron freno a lo que quedaba de la caravana más reciente.