El secretario de Seguridad Pública del Estado de Coahuila, José Luis Pliego, señaló que el albergue, instalado en una fábrica abandonada, cumplió su propósito: atender a los migrantes y tramitar su condición migratoria.
El lugar será cerrado el miércoles, según lo previsto, y las autoridades comenzaron a trasladar a algunos migrantes a estados vecinos como Nuevo León y Tamaulipas para que busquen trabajo mientras otros podrían buscar opciones aparte en su intento de cruzar a Estados Unidos.
El funcionario afirmó que unos 1,500 migrantes cuentan ya con documentos que les permitirán desplazarse libremente por México. Unos 400 fueron trasladados a otros estados y unos 70 fueron deportados a sus países por supuestamente escenificar desórdenes.
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Dadas las condiciones actuales, los avances en los registros, en la entrega de los documentos, y la atención a muchos de ellos que estaban enfermos, el propósito del albergue prácticamente ha concluido, señaló Pliego.
Soldados con uniforme de camuflaje y equipo antidisturbios rodeaban el sábado el exterior de la instalación. Algunos de ellos descansaban de pie recargados sobre sus escudos antidisturbios, mientras los migrantes se arremolinaban en el interior de una cerca de tela metálica de color amarillo. Un helicóptero sobrevolaba el lugar y algunos migrantes subieron a autobuses que los transportarían a otro lugar.
El miércoles, policías y migrantes escenificaron una breve riña en la instalación, que están rodeada por agentes y soldados, porque no se les permitía salir. En imágenes de vídeo se ve a algunos migrantes que tiran un toldo temporal e intentan derribar barreras metálicas de la policía.
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