TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Una prueba de autosuficiencia, resistencia y mucha pasión, son solo algunos de los elementos que requirió reunir Rosibel Cruz para convertirse en la primera hondureña en alcanzar el imponente Cerro Aconcagua a 6,960.8 msnm (metros sobre el nivel del mar), conocido además como el “Techo del Continente”, pues es la segunda montaña más alta del planeta, luego del Everest y sistema Himalayas.
“Fue realmente una experiencia indescriptible e inigualable, un recorrido duro de principio a fin, fueron aproximadamente 100 kilómetros de recorrido entre ida y regreso, por el proceso de aclimatación y ataque a la cumbre”, compartió en entrevista a EL HERALDO.
Con su espectacular logró no solo puso en alto el nombre de Honduras al hacer enarbolar el pabellón en la cima, sino que llena de orgullo a la mujer hondureña al demostrar que el cielo es el límite. Y como un toque adicional, la compatriota conquistó Aconcagua el día 3 de febrero, por lo que dedica su triunfo a la Virgen Suyapa.
“El llegar a la cumbre, me hizo sentir muy feliz y agradecida con nuestro Señor Jesucristo, por su amor y guía en este lindo reto. De igual manera, fue justo el tres de febrero, día de nuestra Virgen de Suyapa; razón por la cual es un elemento más para agradecer al cielo y dedicarlo a todo nuestro pueblo hondureño”, expresa.
La capitalina reconoce que el éxito fue consecuencia de la preparación. “Para mí es una experiencia única, una expedición muy dura y demandante, que tuvo éxito total, por nuestro grado de preparación, enfoque y pasión, así como una expedición preparada muy a nivel de detalle con la guía del alpinista argentino Sr. Daniel Pizarro”.
Una prueba demandante, que muestra de qué está hecha Rosibel
Rosibel detalla que su grupo de expedición estaba compuesto por seis miembros, entre ellos un norteamericano, tres argentinos y dos hondureños (ella y su esposo), “todos montañistas, enfocados, disciplinados, apasionados por la alta montaña y amantes de la naturaleza; con un objetivo en común, trabajar duro de inicio a fin. No tuvimos inconveniente alguno, todo salió acorde a la planificación estratégica y la organización de la expedición”, celebró.
La licenciada en Administración de Empresas con un MBA en Administración de Empresas y Proyectos Complejos, con estudios en INCAE, y tras estar dedicada a la gerencia en la banca hondureña por más de 30 años, ha descubierto en los últimos tres años una nueva pasión en su vida: escalar altas montañas.
“Logro cumplir con todas mis responsabilidades y este hobby es limitado, pero trato de equilibrar lo más que puedo; ya que trabajo duro para poder pagarme mis expediciones”, nos amplía esta madre de familia, que además disfruta atender su casa e hijos y realizar voluntariado. “Apoyo causas benéficas y de filantropía, lo cual me llena mucho el alma, soy muy humana y empática, me gusta mucho ayudar y enseñar”.
Adicionalmente, reconoce que este es un deporte en donde hay pocas mujeres incursionando. “Tenemos en Honduras poca participación femenina, pero sí existen montañistas que gustan de este maravilloso deporte”, afirma.
Conquista en pareja de la cumbre del coloso de América
Rosibel junto a su esposo Marlon Romero se convirtieron además en la primera pareja centroamericana en alcanzar la cumbre del Coloso de América. “Él es mi persona, es mi compañero de vida, somos el Team Catracho, practicamos alta montaña, logrando con éxito la cumbre del Aconcagua”, refirió con orgullo.
Cruz reconoce que todo gran reto necesita de grandes apoyos, por lo que en su corazón guarda mucha gratitud. “Un agradecimiento especial a mi amado por todo su amor, apoyo, y empuje, a mis hijos, a mi familia, a mi guía, a mi grupo de expedición y a todo el pueblo hondureño que me apoya”, nos confió.
¿Cómo fue la expedición?
Si bien la cumbre la alcanzaron en término de nueve horas el día 3 de febrero. La hondureña y su equipo realizó un recorrido total de tres semanas. Desde el lugar conocido como Horcones hasta la Berlín fueron nueve días de ascenso, ahí en Plaza de Mulas (a 4,300 msnm) instalaron su campamento y luego el décimo día alcanzaron la cumbre; sin embargo, por las aclimataciones previas y al final el descenso, el tiempo global de trabajo fue de 20 días.
“Para poder permanecer en los Campamentos Altos, implica una prueba de autosuficiencia, mucho desgaste físico y psicológico”, relata con lujo de detalles la compatriota que disfrutó cada paso del proceso por demandante que fue.
La hondureña celebra sumar un logro más a su vida de aventura en la montaña, pero ha sido un paso a la vez. “Inicie corriendo carreras y ultramaratón en montaña, luego inicie mi vida de montañista, he logrado hacer muchas montañas, cordilleras y volcanes a nivel local e internacional”, resume.
Dentro de sus logros más representativos está el top de las montañas más altas de Honduras; el reto de escalar las 6 cumbres más altas de Centroamérica en tiempo récord, entre ellos Volcán Tajumulco, Volcán Tacana, Cordillera Celaque, Cerro El Pital, Cerro Mogotón, Cerro Chirripó y Volcán Baru.
También completó el reto de los nevados más altos de México, entre ellos el Volcán Pico de Orizaba a 5636 msnm, Volcán Iztaccíhuatl a 5230, Nevado de Toluca, Nevado Sierra Negra, Volcán La Malinche, Cerro Tlaloc. “He recorrido alrededor de 50 volcanes, montañas y cordilleras a nivel mundial, es nuestra gran pasión”.
Pero su más reciente logró no es la última meta de la hondureña, luego de alcanzar la cima del Aconcagua, “Techo de América” a 6860.8 msnm, la compatriota tiene claro cuál es su siguiente reto: “luego de este reto vamos con pie firme a la cima del mundo, el Monte Everest”.
De montañista a hoy andinista ¿cómo se preparó?
El amor por el montañismo nació en Rosibel justamente por ese contacto con la montaña, con la naturaleza. “Para mí la montaña es una escuela, que nos llena de muchas nuevas experiencias y aprendizajes”, explica.
“Después de correr en montañas, inicié mis primeros ascensos en montañas de mi país, lo cual me encantó. Eso me llevó a buscar montañas de mayor altitud, logrando alta montaña y hoy ser una andinista”.
Sobre cómo es el proceso de preparación de un montañista o en su caso, de una andinista, comenta a EL HERALDO que es un entrenamiento diario. “Mi preparación fue constante, desde febrero 2023, donde logramos cumbre de Pico de Orizaba, fueron ocho meses constantes de preparación física, alimentación, psicológica y anímica, pues para esta cumbre lo mínimo es un año de preparación previa”.
Amplía que es un proceso de entrenamiento cruzado, entre ejercicios en el gimnasio de fuerza, potencia y resistencia, combinado con las tiradas largas, donde ponen en práctica en la montaña todo lo realizado durante la semana; todo esto acompañado de una alimentación balanceada, la adecuada hidratación, así como las respectivas horas de sueño.
No cabe duda que Rosibel Cruz seguirá sumando más glorias a su carrera como montañista, y como ella misma lo describe con “Honduras en las alturas, pero sobre todo en el corazón, Honduras vamos por más”.