Tegucigalpa, Honduras
Aún y cuando tiene cuentas pendientes que resolver en todos los campos, la democracia hondureña a partir del retorno constitucional de 1980 ha tenido importantes logros en términos de inclusión, justicia electoral, participación y opciones diferentes para ejercer el sufragio.
En estos 37 años de vida constitucional, el país ha celebrado nueve elecciones de los cuales el Partido Liberal ha ganado cinco y cuatro el Partido Nacional. A partir de la fundación de estos partidos -inclusive antes-, el país se caracterizó por un sinnúmero de levantamientos armados que generaron decenas de miles de muertos por la defensa de una bandera política.
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Una de las guerras civiles más sangrientas fue la de 1924, que tuvo como protagonistas a los caudillos nacionalistas Tiburcio Carías Andino, Vicente Tosta y Gregorio Ferrera. Esta guerra tuvo su origen en una maniobra liberal en el Congreso que no declaró presidente a Carías, que había ganado las elecciones.
Años después, Carías volvió a ganar e instauró a partir de 1933 una dictadura de 16 años durante la cual hubo paz y tranquilidad, pero a costa de la trilogía “encierro, destierro y entierro”. Tras dejar el poder en 1948, vinieron los gobiernos nacionalistas de Juan Manuel Gálvez y Julio Lozano, la Junta Militar de Gobierno y el de Ramón Villeda Morales (liberal), quien fue víctima de un golpe de Estado el 3 de octubre de 1963 dando inicio a casi veinte años de regímenes militares.
A partir de la década de los setenta, estos recibieron presiones internas y externas y terminaron devolviendo el poder a los civiles con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, que se instaló el 20 de abril de 1980 con mayoría de diputados liberales.
Progresos y desafíos
Los primeros avances en los procesos electorales hondureños se produjeron cuando entró en vigor, en 1987, la modalidad de las elecciones internas y primarias, esquema reconocido como un ejemplo democrático en América Latina. En las primeras elecciones, los diputados y los alcaldes eran electos bajo la misma bandera del presidente, pero a partir de 1993 se aprobó la papeleta separada para los alcaldes. Para reducir el abstencionismo fue creado el voto domiciliario, mecanismo que entró en funcionamiento para los comicios de 1997.
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Las presiones no se hicieron esperar y finalmente fue aprobada la papeleta separada para los diputados, que se estrenaron para las elecciones de 2001 y para las de 2005 los aspirantes a diputados exhibieron su fotografía.
Esto permitió a los electores cruzar el voto. La democracia ha tenido importantes cambios como la instauración de las figuras del referéndum y plebiscito, eliminación de la inmunidad para diputados y funcionarios, separación del Registro Nacional de las Personas del Tribunal Nacional de Elecciones (hoy TSE) y una nueva forma de escoger a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Además, el sometimiento de las Fuerzas Armadas al poder civil mediante cambios radicales que incluyeron la separación de la Policía del organismo castrense. Recientemente fue aprobada la paridad de género, la Ley de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos. A partir de 2009 hay más apertura para las candidaturas independientes. De manera que la democracia hondureña avanza, pero a paso lento, con cuentas pendientes que resolver como las reformas electorales y los problemas sociales