Tegucigalpa, Honduras
En medio del sonido de los petardos y de la algarabía por la víspera de la Nochebuena estaban los habitantes de la aldea El Escarbadero, en el municipio de Lepaterique, cuando la tranquilidad se interrumpió repentinamente.
A pesar de los múltiples estallidos de pequeños cohetes, dos explosiones sonaron diferentes la tarde del domingo en el poblado.
Se trataba de dos proyectiles disparados por el arma de fuego de un joven de 17 años, que se escucharon con fuerza y que segaron la vida de un menor de trece años y causaron heridas a otro de ocho años.
Recibió un solo disparo
El proyectil impactó directamente en la cabeza de Júnior Eduardo Martínez Hernández, de trece años de edad, matándolo casi al instante.
Julián Martínez, padre del menor fallecido, narró que “el hechor estuvo en la casa y como a los diez minutos de haberse ido nos fueron a avisar que le había pegado un tiro a Júnior”.
“Los chavalos iban por la calle y él (el homicida) se sacó el arma y disparó sin sentido, agarrándolo a el y rozó a otro niño”, contó el padre.
Tras recibir el disparo, el infante se desplomó en la calle de tierra ante la mirada de varios de los pobladores de El Escarbadero, que no daban crédito a lo que estaba ocurriendo, mientras tanto otro niño de ocho años se sostenía el brazo en el que recibió un rozón de una bala.
Al consultarle si entre los dos menores había alguna rencilla, don Julián aseguró que “no, nos llevamos tranquilos todos, más bien estuvo en la casa y andaba con una cerveza en la mano”, narró.
Eran vecinos y amigos
A pesar de lo ocurrido, los familiares extrañaron la actitud del autor material, ya que han sido vecinos y siempre se habían llevado bien con el ahora occiso.
El homicida, tras cometer el violento hecho, se dio a la fuga de la escena y de la aldea. Los familiares denunciaron el hecho a los elementos de la Policía Nacional destacados en el casco urbano de Lepaterique, pero lamentaron la ineptitud que mostraron ante el caso, ya que llegaron al lugar de los hechos, una hora después de que hubiese ocurrido el deceso.
“Exigimos justicia porque la muerte del niño no debe quedar así”, expresó Santos Martínez, pariente de la víctima. Júnior Eduardo era un niño dedicado al cultivo de hortalizas, labor que realizaba a diario junto a su padre.
Los restos mortales del menor fueron llevados ayer de Medicina Forense, hasta la aldea de El Escarbadero.
