'Basta con encender la televisión cada día para ver los cambios medioambientales, ya sea la desertificación, la seguridad alimentaria o la deforestación y para concienciarnos de que sin las plantas vamos a tener problemas', explica a la AFP Tom Dixon, que presenta un jardín ambiciosamente bautizado 'La jardinería salvará el mundo'.
Le puede interesar: Instalación de arte en el 'Templo del tiempo' es quemada en fuego ceremonial
Mientras en los estands adyacentes de la feria, celebración anual del genio de la jardinería británica, brillan los colores de peonías, lirios y rosas, a primera vista su jardín en dos niveles parece menos espectacular.
En enormes macetas colocadas sobre una gran estructura metálica, un oasis compuesto de una variedad de árboles, flores y plantas encierra bajo sí un laboratorio con luz artificial donde crecen hierbas y plantas comestibles sin tierra y con muy poca agua.
El diseñador ha querido demostrar que 'las plantas son fundamentales para nuestra existencia y pueden tener varios usos, más allá de la función decorativa. Un uso alimentario, por supuesto, pero también ecológico, médico y terapéutico'.
En la parte de laboratorio se despliegan técnicas de cultura sin tierra como el hidroponía o la aeroponía, que utilizan menos agua que los métodos tradicionales.
La hidroponía, es decir el cultivo en un substrato neutro regularmente irrigado por una solución que aporta sales minerales y nutrientes esenciales, 'se extendió en ciudades como Nueva York o París donde se utiliza en túneles y almacenes', explica Dixon. 'Es una tendencia creciente pero aún no muy visible'.
Lea también: De no haber podido abortar 'me habría matado', dice una sobreviviente de violación en Alabama
Muro comestible
Así, hace unos años, se instaló un huerto en un refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial en Clapham, un barrio del suroeste de Londres. Lechugas y verduras crecen gracias a una luz artificial y sirven para abastecer a restaurantes locales.
Dixon espera así seducir a los visitantes del Chelsea Flower Show, que abre al público el martes. 'Todo el mundo puede cultivar cosas', afirma, recordando sus tiempos de escolar cuando hacía germinar granos de mostaza sobre un algodón.
'No hace falta tener un jardín' para ser jardinero, dice también a la AFP Jody Lidgard, diseñador de un espacio destinado a los niños: un muro comestibles mezcla lechugas, hierbas aromáticas, fresas, champiñones mientras que más lejos crecen tomates, acelgas y espinacas gracias a la hidroponía.
'Consumir una o dos comidas al año con alimentos que uno ha cultivado por sí mismo puede constituir una diferencia', afirma Lidgard, citando el impacto en la mejora de la calidad del suelo y en la fauna.
Según un informe del grupo de expertos de Naciones Unidas sobre la biodiversidad (IPBES) publicado a principios de mayor, 75 por ciento de las tierras y 66 por ciento de los océanos se han visto gravemente modificados por las actividades humanas.
Para Barbara Isaacs, de la asociación educativa Montessori St Nicholas, se trata también de conservar el vínculo de los más pequeños de la casa con la naturaleza.
'Muchos niños piensan que las verduras vienen del supermercado porque nunca han tenido la ocasión de plantarlas o de recolectarlas' ellos mismos, afirma.