Su papá Fred Trump era hijo de inmigrantes que vinieron de Alemania. Mientras que la madre del mandatario republicano, Mary MacLeod, nació en Escocia y llegó a Estados Unidos a los 18 años.
El mismo Trump lo reconoció orgullosamente durante una entrevista en 2010, cuando aún no era presidente. “Mi madre nació en Escocia, en las islas Hébridas, en Stornoway, lo que en verdad significa Escocia”, dijo.
Asimismo, su abuelo Frederick Trump llegó a América en 1885 atraído por la fiebre del oro, por lo que hizo de Alaska su hogar. Siendo inmigrantes Frederick 'amaba este país”, comentó Trump en un desfile de orgullo germanoestadounidense.
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Pero los migrantes en la vida del presidente estadounidense no terminan ahí, y no nos referimos a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que tanto rechaza, sino a su actual esposa: Melania Trump.
La guapa Primera Dama es una inmigrante, una eslovena para ser exactos. Se mudó a Nueva York en 1999, casi al mismo tiempo que cientos de hondureños y nicaragüenses llegaron a aquel país -amparados al TPS- debido al paso del huracán Mitch.
La modelo se convirtió en ciudadana en 2015, una década después de haber llegado al país, tras casarse con el ahora presidente.
“Fue un proceso muy duro para convertirse en ciudadana. Es un proceso hermoso cuando funciona”, reconoció refiriéndose al sistema migratorio de Estados Unidos.
Pero también su primera esposa era una inmigrante. Ivana nació en Checoslovaquia y se casó con un austriaco para obtener un pasaporte extranjero.
Pese a sus raíces, el presidente de Estados Unidos no ha vacilado en decir en más de una ocasión que los inmigrantes le quitan un lugar de trabajo a los estadounidenses.