Trump tuiteó el miércoles que ha 'trabajado mucho y duro' con O'Brien y que 'hará un gran trabajo'.
El martes pasado Trump despidió abruptamente a su asesor de seguridad nacional, John Bolton, debido a fuertes discrepancias sobre Irán, Afganistán y muchos otros asuntos de política exterior.
Ambos ofrecieron versiones diferentes sobre la salida poco menos que amistosa de Bolton, en lo que al final fueron los disparos finales de una relación mala desde el principio.
Trump tuiteó que le dijo a Bolton el lunes por la noche que ya no requería sus servicios en la Casa Blanca y que éste presentó su renuncia el martes por la mañana. Bolton respondió en un tuit diciendo que presentó su renuncia el lunes 'y el presidente Trump dijo, 'hablemos mañana''.
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Trump aseguró que 'discrepaba enérgicamente' con muchas de las sugerencias de su asesor de línea dura, 'al igual que otros en el gobierno'.
La salida ocurrió en un momento complicado para el gobierno de Trump a nivel mundial, semanas antes de la Asamblea General de Naciones Unidas y mientras el presidente enfrenta decisiones apremiantes sobre varios asuntos de política exterior.
Además, a medida que aumentaba la presión en medio de indicios de una desaceleración económica y crecientes problemas mundiales, Trump apoyaba cada vez más a aquellos subalternos que estuvieran dispuestos a defenderlo en televisión.
Bolton tenía programadas tentativamente apariciones en un par de programas de entrevistas dominicales a finales de agosto, pero al final se echó atrás, diciendo que no se sentía cómodo con algunos de los planes del gobierno, lo que encolerizó al presidente, según un funcionario de la Casa Blanca no autorizado para hablar de conversaciones privadas.