El caos en la capital chilena se extendió al aeropuerto internacional donde un par de aerolíneas chilenas suspendieron o reprogramaron sus vuelos y muchos pasajeros quedaron varados en ciudades como Lima.
El presidente Sebastián Piñera anunció en la víspera la suspensión del alza tarifaria en el subterráneo de Santiago (de 1.12 a 1,16 dólares) que rige hace dos semanas, pero la medida no calmó los ánimos entre manifestantes que extendieron las manifestaciones y actos vandálicos a otras ciudades.
Los desórdenes se extendieron a Valparaíso y Rancagua en la zona central, a La Serena y Coquimbo, por el norte, y a Concepción, 500 kilómetros al sur, y a decenas de otras ciudades.
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Pese a la vigencia de un toque de queda varios suburbios de la capital chilena vivieron actos vandálicos y en la madrugada del domingo un incendio arrasó con un supermercado de San Bernardo, al sur de la ciudad, donde fueron encontrados los cuerpos calcinados de dos personas y una tercera con graves quemaduras murió en un hospital, informó la Intendenta (gobernadora) de Santiago, Karla Rubilar.
Chile importa todo su petróleo y gas natural y las alzas en internacionales de los combustibles sumadas a la del valor del dólar se traducen en aumentos de precios, en un país que a pesar de tener un ingreso per cápita en torno a los 20,000 dólares, tiene a la mayoría de los trabajadores con ingresos mensuales entre los 400,000 y 500,000 pesos mensuales (562 y 703 dólares).
A pesar de los patrullajes de militares y policías, Santiago vivió el sábado protestas generalizadas, saqueos a más de 60 supermercados y farmacias, destrucción de semáforos, daños a algunos edificios, y la quema de al menos cinco autobuses del transporte público
El ministro de Defensa, Alberto Espina, dijo el domingo que más de 9.000 militares patrullan las calles de Santiago.
El domingo temprano se formaron filas en gasolineras en previsión de lo que puede ocurrir el lunes porque el subterráneo, que transporta diariamente a 2,4 millones de personas, mantiene suspendido sus servicios desde el viernes y el sábado al atardecer dejó de funcionar el transporte público de autobuses, que reanudó lentamente el servicio por la mañana temprano.
El presidente de la empresa del subterráneo, Luois De Granges, dijo el domingo que tratarán de hacer funcionar tramos de una línea el lunes, que otras cuatro tardarán semanas en recuperarse y que la última es probable que esté meses paralizada.
Además de las dificultades para movilizarse, muchos santiaguinos tendrán problemas para abastecerse de alimentos porque las más grandes cadenas de supermercados anunciaron que no atenderán el domingo.
Esta es la peor crisis del segundo periodo de gobierno de Piñera, quien el domingo se reunirá con representantes del poder judicial y legislativo para analizar la delicada situación que vive el país.