El grupo llegó al aeropuerto internacional de Los Ángeles el miércoles por la noche procedente de Guatemala, luego de que un juez federal determinase que el gobierno estadounidense les había impedido ilegalmente pedir asilo. Un activista confirmó que los nueve habían abordado el avión.
Esperado reencuentro
Algunos de los menores esperaron a sus padres en el aeropuerto, incluido el hijo de nueve años de David Xol, Byron.David se arrodilló y abrazó sollozando al pequeño durante tres minutos. 'Era pequeño' cuando lo dejó, dijo David tras ponerse de pie. Mirando a su abogado, que lo acompañó en el vuelo, se puso la mano a la altura del pecho y comentó: 'Creció mucho'.
David, Byron y el abogado, Ricardo de Anda, se abrazaron. Byron lucía feliz. Los tres partieron luego hacia un hotel.
El emotivo encuentro fue un poderoso recordatorio de los efectos duraderos de la política de separación de familias de Trump ' tolerancia cero' a los cruces ilegales de la frontera.
Xol afirmó que él y su hijo Byron, por entonces de siete años, cruzaron la frontera y fueron llevados a un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza en el sur de Texas. Xol fue acusado de cruzar la frontera ilegalmente el 16 de mayo del 2018.
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Dos días después, según relató, los agentes le dijeron que firmase un documento que autorizaba su deportación junto con su hijo. Si no lo firmaba, Byron sería dado en adopción y Xol permanecería detenido al menos dos años. Xol firmó, pero no lo reunieron con Byron, quien fue llevado a otro sitio. El padre fue luego deportado a Guatemala y Byron permaneció 11 meses bajo custodia del gobierno.
El abogado de la familia convenció a un tribunal federal de que permitiese que una familia de Texas se hiciese cargo de Byron, quien se mantuvo en contacto con su familia mediante videollamadas.
Durante la espera en el aeropuerto Byron le preguntaba constantemente al abogado cuándo saldría su padre. 'En cualquier momento', le decía su tutor. 'Cuenta hasta 1,000'.
'999', respondió Byron.
Familia reunificada
Esvin Fernando Arredondo debía estar también en el avión. El guatemalteco fue separado de una de sus hijas, Andrea --por entonces de 12 años, hoy de 13-- luego de que ambos se entregaron a las autoridades en un puesto fronterizo el 16 de mayo del 2018 y pidieron asilo, de acuerdo con las leyes, según Grimm, su abogado. No pasó una primera entrevista para determinar si su pedido tenía sustento y aceptó regresar a Guatemala.Según el fallo de Sabraw, el gobierno deportó a Arredondo después de que el juez ordenase la reunificación de las familias, para luego prohibir la deportación de los padres que fueron separados de sus hijos. Ahora se le da a Arredondo una nueva oportunidad de solicitar asilo.
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Andrea estuvo sin contacto con familiar alguno durante un mes aproximadamente, finalmente se reunió con su madre, quien se había entregado a las autoridades en Texas con otras dos hijas cuatro días antes que su esposo, el 12 de mayo del 2018.
Ella y sus otras dos hijas pasaron la entrevista inicial a pesar de que esgrimieron las mismas razones que su marido. Un hijo de la pareja, Marco, de 17 años, había sido asesinado a tiros por supuestos pandilleros en la ciudad de Guatemala.
La esposa de Arredondo, Cleivi Jerez, de 41 años, llegó al aeropuerto menos de una hora antes de que aterrizase el avión, junto con sus tres hijas, de 17, 13 y siete años.
'Estoy muy nerviosa. No pude dormir anoche', dijo la mujer poco después de que aterrizase el avión.
Jerez afirmó que esa noche iban a charlar hasta tarde para ponerse al día. Pensaba descansar en su casa de Los Ángeles y prepararse para la presentación que Arredondo tiene que hacer en una oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas el viernes en San Diego. Alison Arredondo, de siete años, dijo que extrañaba las idas al parque con su padre y quería volver a hacerlo en Los Ángeles.