La pequeña con una sonrisa permanente en su rostro festejó su primer cumpleaños en febrero, dormía y comía bien, y estaba pronunciando sus primeras palabras: “mamae” y “vovó” (mamá y abuela), según su madre, Andréa de Sousa.
Pero tras recuperarse de una meningitis viral, Vitoria Gabrielle sufrió problemas intestinales que hicieron que fuese llevada varias veces más al hospital. Fue durante una de esas visitas en abril que de Sousa sospecha que la niña contrajo el coronavirus, que por entonces empezaba a circular en Brasil.
Vitoria Gabrielle falleció el mes pasado, tenía un año, dos meses y 21 días, en momentos en que el COVID-19 se propagaba por la nación más grande y poblada de América Latina, que es el país más golpeado por el virus después de Estados Unidos en lo que respecta a la cantidad de casos y de muertes.
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Solo de Sousa y su padrastro fueron autorizados a ir al funeral de Vitoria Gabrielle en un cementerio en el que los empleados que cavaron la fosa se referían a la pequeña y a otros niños enterrados allí como “angelitos” porque perdieron la vida antes de poder pecar. No se habló durante la ceremonia, que duró poco para evitar contagios. Solo se escuchaban los sollozos de de Sousa.
“Tengo el corazón destrozado por la pérdida de mi hija”, dijo de Sousa, de 20 años, en una entrevista. “No estás preparada para perder a nadie, pero, ¿una niña? No estoy acostumbrada a estar sin ella. La extraño mucho”.
De Sousa permanece en su casa en medio de la pandemia y a veces se tiene como perdida, en otro mundo, y se pasa el tiempo viendo en su teléfono diapositivas de la niña acompañadas por la canción “Ley de la vida” de la cantante brasileña Sabrina Lopes.
“Todo lo que nace, muere. Todo lo que viene, se va. Hoy murió un sueño... En el camino de la vida, somos pasajeros. Pero Dios protege cada nueva estrella en el cielo”, dice el tema.
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Vitoria Gabrielle fue internada en el Hospital Municipal Jesús para hacerse exámenes porque había estado vomitando.
El 20 de abril de Sousa dijo que su hija estaba siempre cansada y le costaba respirar, algo que nunca le había pasado. La niña fue llevada a una unidad de cuidados intensivos el 24 de abril. Poco después de le diagnosticó el coronavirus y falleció el 4 de mayo.
El certificado de defunción que de Sousa le mostró a la Associated Press indica que la pequeña falleció por una “neumonía bilateral, infectada por el COVID-19”, un cuadro complicado por la acumulación de fluidos en el cerebro y la inflamación del hígado y el bazo.
De Sousa está convencida de que su hija se infectó durante sus visitas al hospital, pero la secretaría de salud de la ciudad dijo en un comunicado que era imposible determinar el origen de la infección porque el virus se había estado propagando por Brasil cuando Victoria Gabrielle se contagió. El comunicado aseguró que la niña recibió atención adecuada en el hospital.
De Sousa dijo que su hijo, Gabriel, era muy allegado a su hermana y no entiende por qué no la ve desde hace tanto tiempo. Quiere jugar con ella.
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“Pregunta por ella todo el día. Me dice, ‘mami, extraño a Gabriella, ¿por qué vive con Jesucristo`?”.
“Yo le digo que ‘se la llevó Dios, la quería cerca suyo’”, agregó. “Y él me dice, ‘quiero ir a ver a mi hermana’”.
“Le pido a Dios fuerzas todos los días, esto no es fácil”, señaló de Sousa. “Veo sus fotos todos los días. La extraño mucho”.