El gobernador Denny Tamaki dijo que se detectaron recientemente unas “decenas” de casos y que el ejército de Estados Unidos pidió que no se revelara la cifra exacta. Los brotes ocurrieron en la Base Aérea Futenma de la Infantería de Marina de Estados Unidos, que está en el centro de una disputa de reubicación, y en el Campamento Hansen, dijo Tamaki.
“Los okinawenses están conmocionados por lo que nos dijeron”, dijo Tamaki en una conferencia de prensa en alusión al ejército estadounidense. “Ahora tenemos fuertes dudas de que el ejército de Estados Unidos haya tomado medidas adecuadas de prevención de enfermedades”.
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Tamaki exigió transparencia sobre el brote y dijo que planeaba solicitar conversaciones entre el ejército estadounidense y los funcionarios de Okinawa. Dijo que los funcionarios de Okinawa también le pidieron al gobierno japonés que exija que Estados Unidos proporcione detalles, incluido el número de casos, que selle ambas bases, y que intensifique las medidas preventivas.
Los marines dijeron el viernes en un comunicado que estaban tomando medidas de protección adicionales para limitar la propagación de covid-19 y que estaban restringiendo las actividades fuera de base. La declaración dice que las medidas son “para proteger nuestras fuerzas, nuestras familias y la comunidad local”, sin proporcionar detalles sobre las infecciones.
Los marines no respondieron de momento el sábado a una consulta de The Associated Press sobre el último brote.
En Okinawa reside más de la mitad de aproximadamente 50,000 soldados estadounidenses asentados en Japón bajo un pacto de seguridad bilateral, y muchos residentes se han quejado desde hace mucho tiempo por los problemas relacionados con las bases estadounidenses, como la contaminación, el ruido y casos de delincuencia.
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