WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- '¿Les puedo pedir un favor, mujeres de la periferia? ¿Podrían quererme?'.
Donald Trump lo sabe: tras haber contribuido a su sorpresiva victoria en 2016, las mujeres de las áreas residenciales suburbanas parecen haberle dado la espalda ahora en la carrera por la Casa Blanca.
'Por favor. Por favor. Salvé sus malditos vecindarios, ¿de acuerdo?', suplicó a mediados de octubre en un mitin en Pensilvania.
El presidente republicano, que busca un segundo mandato, puede ufanarse de que 'a las mujeres realmente les gusta Trump'. Pero las encuestas muestran algo diferente, con su rival demócrata Joe Biden a menudo a la cabeza por más de 20 puntos entre este electorado.
Hace cuatro años, la demócrata Hillary Clinton, la primera mujer en tener una posibilidad real de llegar a la Casa Blanca, captó la mayoría del voto femenino.
En 2016, Trump ganó la elección en estas zonas, con un 47% contra un 45% de Clinton.
Sin embargo, ahora la intención de voto para Biden supera la de Trump por 10 puntos en las áreas residenciales suburbanas. Y según un análisis del sitio especializado FiveThirtyEight, son las mujeres las que impulsan este viraje.
En cuestión está el comportamiento a menudo considerado sexista o misógino de Trump, que pareció quedar una vez más en evidencia en un mitin el miércoles en Arizona cuando invitó a subir al escenario a la senadora republicana Martha McSally, cuyo escaño está en juego estas elecciones.
Después de decir que estaba logrando que los niños volvieran a las clases presenciales en medio de la pandemia, Trump dijo: '¿Y saben qué más? ... ¡Estamos haciendo que los maridos de ustedes vuelvan a trabajar!'.
Las críticas se dispararon.
'Ni siquiera es verdad', señaló la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dado que el desempleo sigue siendo alto y muchas escuelas siguen cerradas debido a la pandemia. 'Pero más allá de eso (...), ¿en qué siglo vive?', apuntó.
'Por favor. Por favor. Salvé sus malditos vecindarios, ¿de acuerdo?', suplicó a mediados de octubre en un mitin en Pensilvania.
El presidente republicano, que busca un segundo mandato, puede ufanarse de que 'a las mujeres realmente les gusta Trump'. Pero las encuestas muestran algo diferente, con su rival demócrata Joe Biden a menudo a la cabeza por más de 20 puntos entre este electorado.
Hace cuatro años, la demócrata Hillary Clinton, la primera mujer en tener una posibilidad real de llegar a la Casa Blanca, captó la mayoría del voto femenino.
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Pero, entonces, más de la mitad de las votantes blancas apoyaron a Trump, incluso cuando poco antes de la elección se difundió un video de 2005 en el que el magnate se jactaba de 'agarrar' a las mujeres por la entrepierna.
Gestión del virus
El apoyo a Trump comenzó a menguar en las elecciones legislativas de mitad de periodo de 2018, cuando los republicanos perdieron la Cámara de Representantes en parte debido a la hemorragia de apoyo de las mujeres blancas que viven en las áreas residenciales suburbanas.En 2016, Trump ganó la elección en estas zonas, con un 47% contra un 45% de Clinton.
Sin embargo, ahora la intención de voto para Biden supera la de Trump por 10 puntos en las áreas residenciales suburbanas. Y según un análisis del sitio especializado FiveThirtyEight, son las mujeres las que impulsan este viraje.
En cuestión está el comportamiento a menudo considerado sexista o misógino de Trump, que pareció quedar una vez más en evidencia en un mitin el miércoles en Arizona cuando invitó a subir al escenario a la senadora republicana Martha McSally, cuyo escaño está en juego estas elecciones.
ADEMÁS: Las diferencias entre los mitines de Donald Trump y Joe Biden
'Martha, sólo sube rápido. Rápido. Rápido. Vamos. Rápido', le dijo abruptamente. '¡Tienes un minuto! ¡Un minuto, Martha! No quieren escuchar esto, Martha. Vamos. Vamos'.
Betsy Fischer Martin, politóloga de la American University, dijo a la AFP que en las elecciones de mitad de período, los 'comentarios incendiarios' de Trump eran una 'fuente de intensa preocupación' para las mujeres.
'Entre las mujeres blancas de la periferia, el 51% dijo que encontraban su lenguaje y tono 'muy preocupantes'', señaló.
Quienes lo apoyaron pese a sus reservas explicaron que privilegiaron sus posturas políticas, pero 'dos años después, sobre todo con su gestión del virus, ya no le dan el beneficio de la duda', agregó.
El mandatario republicano pasa buena parte de sus mítines tratando de convencer a las mujeres de la periferia de que voten por él.
Presentándose como el presidente que 'salvó las periferias', acusa a Biden de querer 'destruirlas', y con ellas el 'sueño americano'.
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Plantea el fantasma de un plan demócrata destinado, según él, a construir edificios de apartamentos para promover la diversidad social, y racial, que pondría en riesgo según él los barrios de casas unifamiliares que cree que los estadounidenses blancos aprecian.
'Las mujeres quieren seguridad', dijo Trump esta semana en Michigan, dando a entender que la convivencia en paz en esos vecindarios estaría amenazada con Biden.
Maridos al trabajo
El presidente de 74 años también sorprendió esta semana con comentarios sobre las mujeres durante un mitin en Michigan que parecía aludir más a las realidades sociales de la década de 1950 que a las de 2020.Después de decir que estaba logrando que los niños volvieran a las clases presenciales en medio de la pandemia, Trump dijo: '¿Y saben qué más? ... ¡Estamos haciendo que los maridos de ustedes vuelvan a trabajar!'.
Las críticas se dispararon.
'Ni siquiera es verdad', señaló la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dado que el desempleo sigue siendo alto y muchas escuelas siguen cerradas debido a la pandemia. 'Pero más allá de eso (...), ¿en qué siglo vive?', apuntó.
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Las vidas de las mujeres, como la de las periferias de las grandes ciudades en Estados Unidos, ha cambiado drásticamente en las últimas décadas.
En 2016, las madres que se quedaban en casa representaban solo el 27% de las mujeres estadounidenses, en comparación con el 49% medio siglo antes, según un estudio del Pew Research Center.
Y muchas mujeres trabajadoras se encuentran entre las víctimas de la crisis de covid-19, o bien porque perdieron sus empleos o porque tuvieron que dejar de trabajar para cuidar a sus hijos.
'Hoy las mujeres de las afueras están más preocupadas por el covid y la salud de sus familias que por la idea abstracta de manifestantes en sus vecindarios', dijo Fischer Martin.