Los investigadores se valieron del ADN y otras evidencias para vincular al hombre, identificado como Anthony Quinn Warner, a la misteriosa explosión en la que se usó una casa rodante, aunque las autoridades aún no han hallado el móvil. Han recibido cientos de pistas, pero no creen que nadie más haya sido responsable del estallido que dañó decenas de edificios.
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Horas antes, la policía había dado a conocer que Warner, de 63 años, estaba siendo investigado. Tenía experiencia con sistemas electrónicos y alarmas, según registros públicos, y había laborado como consultor de cómputo para un corredor de bienes raíces de Nashville. Los investigadores registraron su vivienda el sábado.
El ataque, en el que resultó dañado un edificio de AT&T, causó estragos en los servicios de telefonía celular y en las comunicaciones de la policía y de hospitales en varios estados del sur. La compañía está trabajando para reanudar los servicios.
La casa rodante estalló en una calle mayormente desierta en una tranquila mañana navideña, y de su interior se escuchó una grabación de advertencia que solicitaba que se desalojara la zona.