Hombres enmascarados emboscaron el viernes un autobús con cristianos coptos que viajaban a un monasterio al sur de la capital egipcia y mataron a por lo menos 28 personas, además de herir a otras 22, por lo que Egipto respondió con un ataque aéreo contra, lo que afirman, son bases de entrenamiento de grupos extremistas en Libia.
El presidente Abdul Fatá el Sisi anunció las acciones de represalia horas después de que el autobús fuera baleado con ametralladoras en un camino remoto del desierto, ataque del cual se sospecha fue autoría de extremistas del grupo Estado Islámico a bordo de tres camionetas.
“Lo que vieron hoy no quedará impune. Se ha lanzado un ataque extremadamente doloroso a las bases. Egipto nunca dudará en atacar bases terroristas en donde sea”, dijo El Sisi en un discurso televisado a la nación.
También hizo un llamado al presidente estadounidense Donald Trump para que encabece una guerra mundial contra el terrorismo.
La emboscada al autobús fue el cuarto ataque letal en contra de los cristianos en Egipto desde diciembre pasado. Entre los muertos hay dos niñas, de 2 y 4 años, informaron las autoridades.
Trump, en Italia durante su primera gira presidencial en el extranjero, culpó a una “ideología asesina” de la masacre, y dijo que debe unir a las naciones para aplastar a las “maléficas organizaciones terroristas”.
Altos funcionarios egipcios indicaron que los aviones de combate atacaron bases del Consejo Shura en el este de Libia, una milicia islámica que se sabe tiene nexos con Al Qaeda y no con el grupo Estado Islámico. No hubo detalles inmediatos sobre daños o víctimas.
El ataque al autobús agudiza los problemas en la nación de mayoría islámica, en donde el gobierno de El Sisi enfrenta un levantamiento islámico, sino también una golpeada economía.
Los cristianos en el país se han quejado de que el gobierno no está haciendo lo suficiente para protegerlos de extremistas islámicos, y cientos de ellos reaccionaron al atentado contra el autobús organizando protestas en dos ciudades, durante las cuales se destruyeron al menos seis vehículos y cerraron el paso al ferrocarril.
“O recibimos una retribución o morimos como ellos”, gritaron algunos.
Ningún grupo se responsabilizó de inmediato por la emboscada, que se presentó en la víspera del inicio del Ramadán, el mes sagrado para los musulmanes.
