CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO.-El gobernador del estado de Hidalgo, Omar Fayad, señaló que la cifra de muertos por una explosión en un oleoducto perforado clandestinamente en el centro de México aumentó a 73, mientras que el número de heridos se mantuvo en 74.
Expertos forenses continúan peinando el área en busca de restos, muchos de los cuales quedaron reducidos a cenizas.
Expertos forenses continúan peinando el área en busca de restos, muchos de los cuales quedaron reducidos a cenizas.
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Al menos 54 cuerpos siguen sin ser identificados mientras que decenas de familiares se han congregado en el lugar con la esperanza de encontrar a sus seres queridos desde que el géiser de combustible se tornó en una bola de fuego el viernes por la noche.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que reforzará la seguridad a lo largo de la red de oleoducto del país, de ser necesario, pero que las tuberías siguen siendo la manera más eficiente de distribuir el combustible.
Un testigo de la explosión en Hidalgo, México, relató el sábado que los civiles ignoraron las advertencias de los soldados para mantenerse alejados de un géiser de gasolina que luego explotó, matando al menos a 66 personas.
“Somos necios”, dijo Gerardo Pérez Gutiérrez, quien el sábado regresó al campo chamuscado donde una enorme bola de fuego estalló en una toma clandestina de combustible.
Pérez intentaba ver si podía reconocer algún cuerpo, pero solo unos cuantos aún tenían piel. Decenas de cadáveres fueron quemados hasta la médula.
Pérez dice que él y su hijo también ignoraron a los soldados el viernes. Pero a medida que se acercaba al chorro de combustible, se sintió abrumado por un presentimiento.
'Vámonos. Esto va a explotar', recuerda haberle dicho a su hijo. Los dos corrieron sin mirar atrás.
El secretario de Defensa de México, Luis Cresencio, dijo que 25 militares llegaron a la escena el viernes antes de que una gigantesca bola de fuego estallara en un ducto perforado ilegalmente.
El sábado en conferencia de prensa, el funcionario indicó que al menos 600 civiles llegaron al ducto para llevarse parte del combustible que salía disparado a chorros de unos 6 metros (20 pies) de alto.
Agregó que se advirtió a los lugareños que se mantuvieran alejados, pero los soldados no intervinieron porque estaban superados en número.
Cresencio dijo que hay 50 soldados apostados cada 20 kilómetros (12 millas) a lo largo del ducto que vigilan 24 horas del día.
Pero indicó que a los soldados tienen órdenes de no involucrarse con ladrones de combustible por temor a que una escalada pueda dar como resultado civiles heridos por disparos o soldados golpeados por una multitud.
“No queremos una confrontación de esa naturaleza”, agregó.