Un funcionario de ese ministerio precisó que las piedras cayeron después que a fines de julio las temperaturas en París alcanzaron un máximo récord de 42.6 grados centígrados.
Añadió que aparentemente una de las causas fue el calor, que resecó rápidamente el mortero que sostiene las piedras del techo.
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El daño “no es grave”, pero se mantiene el peligro de derrumbe de la catedral del siglo XII, dijo el funcionario, que habló bajo la condición reglamentaria de anonimato.
Los trabajos en la catedral fueron suspendidos por temor a la contaminación con plomo. El ministerio exhortó a reanudarlos para eliminar los escombros peligrosos y apuntalar la estructura, gravemente dañada por el incendio de abril.
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